Diario de León

La filosofía por el cocido

‘El saber no ocupa lugar’ o eso debe pensar Juan Carlos Sánchez, ahora escritor de ensayos filosóficos y antes trabajador en la hostelería. Su defensa del cocido maragato ayudó a revitalizar la gastronomía de la zona

Juan Carlos Sánchez.

Juan Carlos Sánchez.

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SILVIA MATILLA | LEÓN
León

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«Todos somos filósofos aunque no seamos conscientes» afirma Juan Carlos Sánchez al ser preguntado por el giro que ha dado su vida en los últimos años. La filosofía, o como el mismo la define, «el amor por el conocimiento» es la luz que dirige su vida desde hace por lo menos 3 años. En su nueva vida, tras jubilarse después de trabajar toda la vida en la hostelería, la escritura y las tertulias filosóficas son su prioridad.

Ha publicado ya dos libros, ¿Conocemos la historia de la filosofía y sus mejores reflexiones? y El mito, la filosofía y la religión. Reconoce Carlos Sánchez que «tras leer más de 300 libros uno necesita poner en marcha lo que sabe y contrastarlo con otras personas interesadas» para eso, también ha creado un grupo en Facebook, Filosofía Hoy Participantes donde «solo pueden entrar aquellas personas que estén dispuestas a debatir sin insultar y exponiendo sus argumentos», recalca Carlos Sánchez.

Gracias a su trayectoria como trabajador y director de hoteles en toda Europa, la provincia de León tiene un lugar especial en su memoria. Después de trabajar durante un año como recepcionista en el parador de San Marcos, recibió una oferta que no pudo rechazar para dirigir un negocio en Astorga. Fue en esa ciudad donde descubrió la filosofía. Pero una muy distinta de Platón, Kant, Aristóteles o Tomás de Aquino.

Ensalzar eL cocido

Durante su estancia en la ciudad monumental «mi filosofía vital era la gastronomía», recuerda Juan Carlos Sánchez.

Al regentar un Motel Temple Pradorrey, —que más tarde cambio su nombre por Hotel Temple Pradorrey— «al estar la palabra Motel muy denostada por culpa de las películas americanas», confiesa el escritor, que no marchaba económicamente bien tuvo que agudizar el ingenio.

«Al igual que los arrieros de la zona y los indianos asturianos, ser el director de un hotel en las afueras de una ciudad pequeña como era Astorga me dejaba mucho tiempo libre y tuve que agudizar el ingenio para hacer algo y atraer al público a mi negocio». Y fue ahí cuando se le ocurrió, al igual que estaban haciendo en el Bierzo, con las jornadas de exaltación del botillo, realizar un acto de homenaje y puesta de largo del cocido maragato.

Esa Fiesta de exaltación de la cultura, los valores y el cocido maragato que cumplirá 40 años el próximo mes de abril, pretendía ensalzar la Maragatería, «una zona muy sobria y muy pobre», en palabras de Juan Carlos Sánchez contaba con la figura del mantenedor, un escrito o persona relevante de la zona que el día del acto más importante debía dar un discurso y encargarse de dar a conocer el cocido allá donde fuera. El periodista Luis del Olmo o los escritores Alonso Luengo y Pacho Reyero fueron alguno de los exponentes de la gastronomía maragata. Juan Carlos Sánchez está orgulloso de lo conseguido, «en Castrillo de los Polvazares, me cuenta Maruja Botas que desde el año 1979 que empecé a organizar las jornadas del cocido hasta ahora ha aumentado el número de casas que ofrecen cocido maragato de una hasta las nueve actuales». Desde que desembarco en Astorga, a Juan Carlos le llamó la atención «la cantidad de intelectuales y personas interesadas por la cultura en la zona».

Y, precisamente, en su afán de conservar la cultura de la maragatería y de Astorga como su capital, Juan Carlos también fue uno de los creadores de la asociación ‘El Borrallo’. «Los viajes culturales ahora cada vez más son viajes gastronómicos y es que creo que la comida es cultura y como todo saber, también filosofía», reflexiona Juan Carlos sobre toda una vida ligada a la filosofía y que está descubriendo que «primero fue la filosofía de la supervivencia (gastronómica), luego la de los pensadores», admite Juan Carlos Sánchez.

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