«Si León suma, es imbatible»
Se han abierto museos, se han restaurado edificios y hasta descubierto lugares dignos de ser visitados. Con esas novedades y el rico patrimonio de siempre, Joaquín Alegre amplía a la provincia su bien nutrida guía sobre la capital leonesa..
e. gancedo | león
Si al autor de la guía León. Capital y provincia, Joaquín Alegre, se le pregunta por la joya o joyas que destacaría de entre ese arca inagotable que es la tierra leonesa, el responsable de la editorial Rimpego y gran conocedor —hasta en sus más asombrosos, recónditos detalles— de estas vegas y valles, responde de modo distinto al esperado: «Propongo, más que un monumento, una actitud... Madrugue, siéntese en una terraza, tómese un café (o lo que quiera) y disfrute de cómo los primeros rayos de sol acarician el imposible plateresco de San Marcos. Vaya un día de diario a San Isidoro y contemple el Panteón de Reyes sin casi visitantes, en silencio. Haga lo propio en la Catedral, piérdase sin prisas y sin propósito por esos vidrios de azul imposible... Pues en esa fantasía de ciudad vive usted, y la prisa, la superficialidad y la falta de sosiego se la estaban ocultando».
Y si se le empuja a hablar de la provincia, el vitalista, vehemente y laborioso Alegre escoge lo siguiente: «Es una belleza derrochada, inabarcable, pródiga... Y todo consejo es valioso. Recomendaría gastar mucho tiempo, pero mucho, en ganar cada capitel de San Miguel de Escalada. Es un monumento irrepetible. Llegar caminando hasta Lois es una experiencia formidable... La visita turística de hoy es instructiva pero emocionalmente ligera. Eso es lo que hay que cambiar, hay que darse tiempo para entender lo que se nos muestra. Y si nuestra guía ayuda a ese tipo de experiencia, ¡pleno!».
Los ya famosos petroglifos de Peñafadiel, cerca de la localidad maragata de Lucillo, han sido incluidos en la guía. JOAQUÍN ALEGRE.
Pero, ante todo, ¿estamos ante un libro nuevo, una ampliación del anterior, una edición profundamente revisada...? «Pues de las tres cosas participa la maniobra —responde—. León. Guía recuerdo y Leyendas de León contadas por... fueron los títulos con que iniciamos nuestra andadura editorial. Y precisamente la buena respuesta por parte de los lectores nos abocó a su reedición. Para entonces ya teníamos claro que nos íbamos a embarcar en un libro nuevo, haciendo hincapié en el esfuerzo que ya se había hecho para tratar la capital pero arropándolo ahora con una descripción precisa de la provincia. Tampoco nos olvidamos de actualizar lo que la lógica evolución urbana (o la restauración monumental) nos exigía. Y así fraguó León. Capital y provincia».
Y ante la cuestión de sus aportaciones, de en qué medida se aleja éste de otros libros, recuerda que guarda, como, oro en paño, «un libro sobre la historia de la edición en España que me ancla a la realidad: no hay una sola ocurrencia de la edición actual que no haya sido ya ensayada por un tipógrafo del siglo XVI. Esto no impide que batallemos cada página para ofrecer al lector lo mejor que sabemos hacer. Intentamos beber en fuentes solventes y trasladar esa información con un lenguaje atractivo. También nos empeñamos en crear un discurso gráfico que suelde lo plástico con lo documental. Llamar la atención sobre ausencias es relativamente fácil, lo difícil es decidir qué hay que quitar. Ese es el nudo gordiano de una guía y, en el fondo, donde se decide su valor. Otra seña de identidad que tal vez pase desapercibida es la pasión por los soportes de calidad y las técnicas de impresión avanzadas. Logramos nuestro sueño cada vez que un lector guarda uno de nuestros libros como una posesión valiosa».
Sobre las novedades
Pero, ¿es que la oferta leonesa ha crecido o se ha modificado profundamente en los últimos años? «Ahí estamos ante una pregunta medular para el editor de guías —reflexiona—. ¿Es la novedad en sí misma un valor turístico? ¿Debe desplazar lo reciente a lo clásico? La pasión por lo novedoso es muy peligrosa, sobre todo por el caudal de adeptos que militan en ella. Es exactamente el sentimiento que hizo desmontar, en la Catedral de León, el retablo de Nicolás Francés, por viejo, y sustituirlo por la ‘moderna’ máquina barroca de Gavilán Tomé. En una provincia con el lujo de dos catedrales góticas, el emblema románico de San Isidoro, dos joyas del mozárabe, el núcleo mudéjar de Sahagún, imponentes castillos, dos edificios de Gaudí y paisajes sobresalientes y rotundos, las novedades deben traer muy buenas cartas de presentación. Y dicho esto, claro que hay recursos nuevos o renovados que incluir, pero siempre con una cautela: no estafar al lector con nuestros propios gustos. Una anécdota: por diversas razones fuimos varias veces a Valderas para conseguir fotografiar un retablo que, dicen los estudiosos, procede del taller de Berruguete. Se nos ofrecían otros atractivos también singulares y más fáciles de resolver, pero esa era la pieza que había que destacar».
Se dice que una ciudad con muralla que no la hace paseable o la pone en valor es como una ciudad costera sin paseo marítimo. ¿Está Joaquín Alegre de acuerdo? ¿Qué le pasa a León, que no es capaz de hacer altavoz sobre sus muchas bellezas, monumentos o curiosidades?
«León se lo ha puesto demasiado fácil a la política: el atractivo viene de fábrica —afirma—. Hubo un impulso decente allá a finales de los 90, y ahí nos quedamos. Triste. El trabajo sobre el patrimonio requiere programación rigurosa y plazos largos. Y eso escalda a unos políticos que necesita resultados inmediatos que exhibir. En el monasterio de Poblet (Tarragona) llevan como 22 años desarrollando un programa de rehabilitación y uso cultural que concluirá allá por el 2030. ¿Nos suena increíble, verdad? Así de seriamente trabajan».
La pregunta, a estas alturas de la película, se impone: ¿El tiempo de las guías en papel ha pasado? Rotundamente no —contesta—. Igual que la moto no ha acabado con la bicicleta. El papel convivirá con los dispositivos electrónicos y cada uno tendrá su público. Ahora bien, si alguien mete la lupa en una de nuestras fotografías, descubrirá detalles que le pasaban desapercibidos... Hacer lo propio con una imagen de recursos digitales es tropezar con los píxeles».
Y cuando Joaquín Alegre recibe a gente de fuera, ¿a dónde les suele llevar. «Pues me pasa como a los políticos, León me lo pone facilísimo. Soy un clásico y primero les llevo a la trinidad monumental... En la provincia dejo que la querencia del visitante por la naturaleza o el arte decida. Pero casi nunca olvidamos visitar la ciudad hermana: Astorga. Sería bueno que todos nos convenciéramos de que las sinergias de suma son mucho más productivas que las de división. Y si León se pusiese a sumar… pues sería imbatible.