Diario de León

CINE SAURA

Carlos Saura: "La forma de hacer cine está cambiando y no siempre para bien"

"El apellido Saura es de origen árabe y significa 'revolución'", comenta el cineasta en los momentos previos a la entrevista.

Carlos Saura.

Carlos Saura.

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ADRIÁN ARIAS (EFE)

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Más de cuarenta obras cinematográficas cuelgan a las espaldas del director Carlos Saura, uno de los iconos vivos del Séptimo Arte en España, que advierte de lo rápido que está cambiando la forma de hacer cine en el mundo, aunque, "lamentablemente, no siempre para bien".

Con su inseparable cámara réflex haciendo de contrapeso sobre su pecho y con gran interés por el nuevo modelo de la cámara que filma la entrevista, Saura se sienta con Efe para conversar, con motivo de su visita a la 63 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) de la mano de su documental 'Renzo Piano, un arquitecto para Santander', sobre el panorama actual del cine en España y en el mundo.

"El apellido Saura es de origen árabe y significa 'revolución'", comenta el cineasta en los momentos previos a la entrevista, sabedor de que esta palabra es una máxima que "siempre ha intentado" llevar a sus obras: "en un mundo frívolo y banal a mi solo me interesan las historias de personajes exigentes".

Por este motivo, Saura vive "indignado" sabiendo que muchos jóvenes hoy consumen cine "en cualquier lado", incluso "en el metro en hora punta", algo que para este experimentado cineasta es un "insulto" y un "paso atrás" a la hora de asimilar y comprender un lenguaje cinematográfico que "ha costado años perfeccionar".

Y esto se debe, según él, a que el cine cada vez está más "orientado y sesgado" hacia el mundo de la televisión y la pequeña pantalla. Algo que para Saura es un "tremendo error", puesto que en el mundo televisivo "todo está mucho más controlado y contenido", "incluso existe una comisión para decir qué se emite y qué no", lo que "un retroceso enorme...", lamenta.

Catalogado de icono o maestro del cine español, este director aragonés asegura que le parece "estupendo" que se le apellide con este tipo de epítetos, aunque recuerda que antes de esto también le llamaron "imbécil o tonto".

Esto responde, según él, al carácter "líquido y volátil" que rodea al cine y que, al contrario que las grande obras arquitectónicas, como la del edificio Botín de Renzo Piano que Saura ha llevado a documental en su última obra, los celuloides "no están hechos para retar al tiempo", así que "si un día se quema toma mi obra, adiós que fue".

Y es que para este oscense de 86 años, su edad solo es eso, un número, ya que sobre su mente "solo está el futuro" y todas aquellas obras que aún le quedan por grabar, puesto que aún siente que tiene que "mucho que aportar" al cine español.

Precisamente, en lo que se refiere al momento actual del cine nacional, Saura manifiesta que, en esencia, en España sigue ocurriendo lo que lleva años pasando: al año hay "dos películas muy buenas, tres o cuatro buenas y otras muchas malísimas".

Sin embargo, el director de obras clave en el cine español como 'La caza' (1965) o 'Bodas de sangre' (1981) sí que advierte de que el mundo del cine está "cambiado de forma vertiginosa", especialmente en lo que concierne a los productores, que cada vez ejercen más de "financieros".

No obstante, Saura es consciente de las grandes posibilidades que presenta a las nuevas generaciones los avances técnicos en los dispositivos de grabación, que permiten que "cualquiera pueda hacer una obra maestra si tiene talento para ello, otra cosa es que luego se vea".

Finalmente, en cuanto al futuro más inmediato del cine español, Carlos Saura reflexiona que "siempre que el hombre ha intentado predecir el futuro ha errado", aunque ha advertido de que si el futuro pasa por enfocar los títulos hacia contenidos para la televisión, estos corren el "riesgo" de perder la "esencia" del cine, como los filmes de autor, sentencia.

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