La cecina de León vuelve a maridar con el cine en la Seminci
dl/ agencias | león
La cecina de León tiene protagonismo una edición más en la Seminci con su presentación en la gala de inauguración, celebrada anteayer, y estará también presente en la ceremonia de clausura del próximo fin de semana. Los más de 600 invitados a ambas citas disfrutarán de una degustación de este producto, uno de los más típicos de la despensa de la provincia, como informaron desde el festival.
El lugar elegido para la degustación de este fin de semana tras la ceremonia inaugural fue el Salón de los Espejos del Teatro Calderón, que repite como escenario de una de las citas cinematográficas de referencia del panorama nacional.
La directora técnica de la IGP Cecina de León, Raquel Factor, y el cortador de cecina Gregorio Pérez Fernández fueron los encargados de participar en la cita y poner este manjar tan típico leonés a disposición de los invitados. Eva Hache, Estefanía Luyk o el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, fueron algunos de los rostros conocidos que disfrutaron con la degustación de la cecina de León. Este maridaje entre cine y gastronomía ha vuelto a ser posible gracias al impulso del director de la Seminci, Javier Angulo, que se decanta por la marca de calidad leonesa por quinto año consecutivo para que tenga un papel protagonista en este encuentro anual con el séptimo arte.
Por otro lado, una obra de tintes policíacos, La caída del imperio americano, de Denys Arcand, y el filme filosófico Border, del director iraní-sueco Ali Abbasi, pusieron ayer a prueba los valores de la sociedad en dos cintas de potente trasfondo ético.
En la primera de ellas, Paul-Pierre es un joven intelectual licenciado en filosofía que trabaja en una empresa de reparto cuando un día presencia un atraco que se salda con dos muertes y un dilema ético: ¿irse con las manos vacías o coger el dinero dejado por los fallecidos y huir?
Aunque la obra La caída del imperio americano no esté estrictamente relacionada con su obra El declive del imperio americano (1986), ayer su director sí que reconoció, en una carta que leyó su mujer, que ambas obras tratan de ser un «reflejo de la sociedad actual, marcada por los valores que atribuimos al dinero», que para él no es más que «un instrumento de cambio».
Por otro lado, en Gräns (Border), el peso narrativo de la obra recae en los hombros de Tina (Eva Melander), una agente de aduanas con un olfato extraordinario por el que es capaz de percibir los estados de ánimo de la gente. Un día, durante los controles rutinarios, su olfato detecta la presencia familiar y atractiva de un hombre sospechoso. Tras este primer encuentro, Tina se embarca en un viaje para descubrir quién es ese hombre, sin percatarse de que esta búsqueda también acabará aportando respuestas sobre su verdadera y asombrosa identidad.