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El cine español se hace el harakiri

El cine español se hace el harakiri

La sobresaturación de estrenos en los últimos meses condena a la mayoría de ellos a la invisibilidad en taquilla. Las pésimas recaudaciones revelan el fiasco inesperado de algunas propuestas de cine de autor elogiadas por la crítica

Julio Medem (izquierda), con Álvaro Cervantes y Úrsula Corberó, en el rodaje de El árbol de la sangre

Publicado por
BEATRIZ MARTÍNEZ// JULIÁN GARCÍA
León

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En los últimos dos meses se han estrenado más de cien películas. Unas 43 en septiembre, 69 en octubre. Normalmente unas 10 o 12 cada semana, pero la media ha saltado este viernes con casi veinte nuevas incorporaciones a la cartelera. De todo ese maremágnum de títulos de diversas nacionalidades, 35 de ellos han sido españoles. Eso quiere decir que todos los fines de semana han aparecido dos o tres (incluso cuatro) nuevas películas nacionales en la red de cines. Una sobredosis difícilmente asimilable.

Podríamos celebrar la buena salud de la industria gracias a esa exuberante cantidad de nuevas propuestas, pero los resultados de taquilla no han sido precisamente esperanzadores. ¿Se está el cine español saboteando a sí mismo?

Históricamente la 'rentrée' otoñal siempre ha sido el momento ideal para dar salida a los estrenos más importantes del año. La temporada de premios se acerca y así la película permanece más fresca en la memoria de cara a los Goya y, además, se acumulan los festivales, que constituyen una plataforma fundamental para el lanzamiento de las películas. Sin embargo, esta fórmula no siempre funciona, o al menos no da los resultados previstos.

De esos 35 títulos, solo cuatro ('El reino', de Rodrigo Sorogoyen, 'Ola de crímenes', de Gracia Querejeta, 'La sombra de la ley', de Dani de la Torre, y 'El fotógrafo de Mauthausen', de Mar Targarona) han superado el millón de euros, y sin cubrir del todo las expectativas que tenían de recaudación, obteniendo números más discretos de lo esperado en los casos en los que el nivel de producción era elevado.

Quizás, las cifras más preocupantes llegan del cine de autor con vocación comercial, de títulos como 'Petra', de Jaime Rosales (que lleva recaudados 155.823 euros), 'Quién te cantará', de Carlos Vermut (143.112 euros), 'El árbol de la sangre', de Julio Medem (119.057 euros) o 'Animales sin collar', de Jota Linares (68.827 euros).

"El cine español sigue viéndose como un género en sí mismo, por eso hay tanta rivalidad entre títulos"

"El pastel es más pequeño y está más repartido", explica a este diario José Tito, codirector de la distribuidora La Aventura. "A posteriori es fácil hacer análisis de por qué ha funcionado o no una película, pero todos los distribuidores trabajamos duramente para hacer atractivos nuestros títulos. Cada película ha de encontrar su tamaño y su público. Si es limitado e intentas abrir su mercado, vas a perder dinero".

 

Todo se complica un poco más si en una misma fecha compiten entre sí películas de un perfil similar. "Entonces competirán por el mismo público", dice Octavio Alzola, responsable de programación de los cines Renoir en Madrid.  "O va más gente a una que a otra, o se reparte y las dos se quedan a medias. Y si entra un estreno fuerte extranjero, como 'Bohemian rhapsody', eclipsa a todas las demás".

Para Enrique Costa, uno de los directores de la distribuidora Avalon, el problema es que "el cine español sigue viéndose como un género en sí mismo", por eso hay tanta rivalidad entre títulos, aunque no tengan nada que ver entre sí. "Yo les pongo este ejemplo a mis alumnos del máster de márketing de la Ecam. Si en un telediario se habla de cuatro películas el viernes, dos van a ser de una 'major', otra producida por su propio canal, y una cuarta la apuesta personal del redactor. Nuestro cine tiene que ser esa apuesta. Si hay dos películas españolas ese fin de semana, lo más probable es que una salga perjudicada". Es lo que le ha ocurrido a 'Quién te cantará' frente a 'El fotógrafo de Mauthausen', que se ha convertido en la sorpresa de la temporada y ha arrastrado al público gracias a su explosivo binomio: Mario Casas + película sobre el Holocausto.

Para José Tito, los cinéfilos tendrían que estar contentos de que se estrenen tantas películas, porque eso significa que hay más variedad donde elegir. A él le preocupa que no haya tantas pantallas donde pueda proyectarse cine de calidad. "Si en un centro comercial la película 'mainstream' de turno abarca tres o cuatro pantallas, eso mata la diversidad y al final, todo el mundo va a ver la misma película".

"Cada película ha de encontrar su tamaño y público. Si es limitado e intentas abrir su mercado, vas a perder dinero"

Otro capítulo aparte sería el cambio que se ha producido en los últimos años en los hábitos de consumo. ¿Van los jóvenes al cine?  "Yo no los veo", dice Enrique González Kuhn, director de la distribuidora Caramel Films. "La fidelización empieza a partir de los 35 años. Sin embargo, el público de las redes sociales, que tan activo parece, no va al cine". González Kuhn cree que, en ese sentido, Twitter es una burbuja que no refleja la realidad de lo que pasa. "Pueden poner por las nubes una película y luego es un fracaso de taquilla", dice. "Las redes pueden provocar un efecto contrario", continúa Tito. "¿Cuántas obras maestras se estrenan cada semana? A juzgar por lo que escucho, muchas. Al final, la gente termina por no creerse nada".

 

En cuanto a la sobresaturación de estrenos, es posible que de forma inconsciente, o no, los exhibidores hayan tomado prestada la filosofía maximalista de las plataformas. «A veces –opina Tito– me da la sensación de que los cines son como esas plataformas obsesionadas con ofrecer cuanta más cantidad, mejor. Y al final se convierte en una pescadilla que se muerde la cola: el exhibidor tiene que seguir abasteciendo la demanda y continuar con la rotación y si una película no funciona el primer fin de semana, está muerta».

Las plataformas son una pantalla más, refuerzan la visibilidad de películas más frágiles que han tenido estrenos con muy pocas copias

En efecto, la recaudación de una película el primer fin de semana resulta fundamental. Porque lo que antes llamábamos el boca a boca, según Costa, ya no funciona: no da tiempo para recomendar una película porque puede que a los pocos días desaparezca. Hay excepciones, como 'Carmen y Lola', la película de Arantxa Echevarría que ha conseguido mantenerse gracias al interés que despertó su propuesta de romance entre dos jóvenes gitanas. Tuvo una buena media por copia de 2.500 euros en su estreno y eso le permitió ganarse la confianza de los exhibidores para que aguantara. Y ahí resiste. Por ahora, lleva recaudado 321.000 euros. Nada mal para una película independiente.

Más allá de las lógicas reservas, el 'streaming' no es el villano de la función para Carlos R. Ríos, director del D’A Film Festival Barcelona y de la distribuidora Noucinemart. Las plataformas se han convertido en una nueva forma de ocio, y por eso muchas películas independientes tienen una segunda vida en ellas. «Son una pantalla más, refuerzan la visibilidad de películas más frágiles que han tenido estrenos con muy pocas copias». Y no solo eso. La enfermedad del domingo o Verónica han alcanzado una gran repercusión internacional gracias a Netflix. "Vivimos un proceso de mutación", dice el productor Enrique López Lavigne, el hombre detrás de 'Quién te cantará' o 'Tu hijo', de Miguel Ángel Vivas. "Hay un flujo constante de espectadores entre las plataformas y las salas y hay que encontrar un equilibrio".

Hay un flujo constante de espectadores entre las plataformas y las salas y hay que encontrar un equilibrio

Octavio Alzola ha de hacer verdaderos un encaje de bolillos cada semana para meter todas las nuevas películas y seguir manteniendo las de semanas anteriores. Y reconoce que es una pena que durante algunos meses exista una mayor sequía de títulos. 'Campeones' se estrenó el 6 de abril y prácticamente no tenía competencia. Arrasó y no solo eso, ha batido récords de permanencia en las listas de lo más visto durante meses. Lleva más de 22 millones de euros recaudados. A un nivel más indie, fue también la estrategia que utilizó 'Estiu 1993'. Fue creciendo poco a poco, presentándose en festivales y su recorrido se fue alargando desde su presentación en Berlín hasta los premios Goya.

Está claro que todas las partes implicadas intentan buscar una solución para captar el interés de los espectadores. Las distribuidoras más pequeñas puede que no tengan la maquinaria a su alcance de las televisiones para publicidad, por eso tienen que aguzar el ingenio. "Últimamente lo que funciona muy bien son las sesiones-evento", dice Alzola. Es algo que ratifica Enrique Costa. "Cuando trajimos a Gaspar Noé a presentar 'Clímax' se agotaron todas las sesiones. "Y estaba lleno de público joven que se enteró por Facebook y Twitter". El público sigue estando ahí. Pero quizás haya que esforzarse más que nunca en atraerlo.