Que se callen los poetas

Acudieron los poetas como moscas a la miel, vinieron al Musac a cantar sus loas a las pinturas de Teresa Gancedo. Pero el Musac es un templo excesivo para las íntimas oraciones de la gran pintora leonesa. Sus jaculatorias son más felices en la soledad acompañada de una pequeña ermita con su espadaña cubierta de rosales trepadores.

La colorista arquitectura del templo del arte de Castilla y León es más propio de otros eventos, no sirve para la ceremonia reposada y silente que oficia a través de sus pinceles la pintora del Alto Sil. Y harían bien los poetas en silenciar sus odas, pues añadir poesía a las obras de Teresa Gancedo es como volcar carros de sal en las ya saladas aguas del mar.

Más ahora sí, ahora la pintora ha vuelto a su escenario, al recogido altar de la galería en la que tantas veces ha hecho etapa en su brillante caminar por el arte. En Ármaga podemos deleitarnos con esas interminables parábolas de Teresa Gancedo, con sus historias interiores rodeadas de silencio, con esos salmos que suenan como susurros, como el rumor del pequeño arroyo que entrega sus aguas al gran río de la vida.

Y ahora sí, sin el acompañamiento de otras voces, dejando que los versos de colores fluyan incesantes de los lienzos llenando los silencios de rosas y arabescos, pintando de poesía las paredes… Ahora sí, ahora volvemos a compartir con Teresa Gancedo sus historias interiores, sus paraísos inventados, los versos de colores que destilan sus pinceles. Y suena sin ecos la pequeña oración en el pequeño escenario y los poetas huyen asustados al ver sus versos eclipsados por el enorme poema plástico de la singular artista, de la berciana Teresa Gancedo.

La exposición podrá verse hasta el 11 de diciembre, los lunes de 18.00 a 21.00, martes a viernes de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00, sábados de 12.00 a 14.00. Calle Alfonso V, 6.