El 'oro pardo' del monte protagoniza una película

Para hacer el carbón de brezo lo que interesa sobre todo es la raíz, la cepa, y a la raíz se viene dirigiendo en sus trabajos, desde hace ya muchos años, Néstor del Barco, realizador extremeño afincado en la capital leonesa. Fascinado por las sutiles lazadas históricas que todavía hoy siguen vinculando el viejo reino con su comunidad y con su villa natal, Serradilla, en el norte de Cáceres, ha firmado películas como Territoriu de bandolerus, rodada íntegramente en el dialecto serradillano, sureño vástago del leonés.

Este sábado 24 de noviembre, a las 18.00 horas, la Casa de Cultura de Brañuelas acoge el estreno de la nueva singladura audiovisual de Del Barco, Berezu, un documental en torno al brezo (ese es su nombre tradicional en la zona de Monfragüe) y sus aprovechamientos, ante todo su conversión en carbón vegetal, una labor humilde «pero que quitó mucha hambre en los años de posguerra», como recuerda Néstor del Barco. La presentación se hace en Brañuelas porque esta localidad de los Montes de León prácticamente navega entre mares de brezo —de urz, como se dice en las comarcas leonesas—, y porque está comenzando a renacer en torno a él un cierto interés para su aprovechamiento económico.

El documental, de 45 minutos de duración, nació ante la inquietud, manifestada por varios vecinos a Del Barco, relativa a los últimos carboneros del pueblo, que estaban alcanzando una edad avanzada sin dejar detrás testimonio de esa artesanía y legado. «Entrevistamos a esos depositarios de la tradición; recreamos una carbonera típica, hecha con las cepas de los brezos; grabamos en una fragua...», cuenta el director, y destaca algunas reflexiones de veteranos carboneros en torno a la sequía brutal que asoló España en 1940, justo después de la guerra, y cómo la elaboración y venta de carbón vegetal fue una salida casi milagrosa para la supervivencia de mucha gente. Además, en esas entrevistas brotan detalles tan curiosos como que empresas de Francia y Estados Unidos acudían a aquella comarca a explotar sus brezales «para fabricar cachimbas, pipas de fumar», y de hecho, «llegaron a esquilmar montes enteros».

Por otro lado, un ingeniero agrícola repasa las propiedades del vegetal, subrayando su gran capacidad regeneradora («es lo primero que rebrota cuando se quema el monte»), y además Berezu cuenta con otras dos participaciones de altura: la del eminente naturalista Joaquín Araújo, cuya voz y narración conforman el hilo conductor del documental, y el cantautor extremeño Luis Pastor, que ha cedido su himno titulado Soy para la banda sonora de esta producción.

«Araújo fue muy generoso, se acercó desde su finca de las Villuercas para las grabaciones y es posible que acuda a la presentación en la capital leonesa, que haremos próximamente», anunció el también autor de Santarrostru, un thriller rural y transfronterizo. «Los carboneros tenían miedo a preparar el brezo en las sierras por miedo a que los confundieran con maquis, que inundaban las sierras cercanas. A uno lo detuvieron y, sin tener culpa de nada, lo tuvieron dos años encerrado en la cárcel de Carabanchel», cuenta Del Barco, y menciona otros detalles como el hecho de que los entrevistados hablen, casi en su totalidad, en ese serradillano teñido de matices de raíz leonesa.

El filme muestra, además, escenarios naturales donde las urces son reinas absolutas, como ese Valle Gordo alfombrado de tonos violetas. «Iba a estar tres horas grabando allí y me pasé 10, el tiempo se me pasó sin enterarme», dice.