Jaguar... 'in' Paradilla

¿Se lo imaginan? El Gran Gato rodando —camuflado él— por aquellas carreterinas sin asfaltar de la montaña leonesa. Pues… ahí lo tienen. Cuando en el XXI nos echamos las manos a la cabeza con los ensayos ruteros en el Polo Norte, en el Desierto del Gobi y en el ‘Infierno Verde’ de Nürburgring… uno de los buques insignia de Sir William Lyons, el XJ, ya ‘se probaba’ por estos lares… ovejinas incluidas y paisanín con boina cual si de experto copiloto se tratase… y bien que se trataba.

Hace medio siglo, en el Salón de París de 1968, la première del XJ causó tanta sensación como —se supone— los ‘tests cazurros’ del que acabaría convirtiéndose (junto con el mítico E-Type) en icono del fabricante británico: XJ Serie 1, XJ 50 Special Edition y unidades ‘tan’ limitadas como el Serie II Coupé y el X350 XJR. Hasta ocho generaciones de modelos conoció nuestro protagonista… ¡qué tiempos!

Cuando las mecánicas V12 eran —casi— legión en los catálogos de los más enjundiosos constructores —lo de ‘fabricantes’ vino después—, cuando la aerodinámica pasaba de los circuitos de carreras a las cadenas de montaje, como los frenos de disco y las cajas de cambio sin ‘rasqueta’; cuando los coches se distinguían al primer golpe de vista —¡cuantas apuestas ganadas a la salida del cole!— y cuando los SUV… eran ‘furgonetones’ y no Utility Vehicle —o como se diga— para el «trabajo y el ocio»; cuando los coches se disfrutaban... a pleno acelerón.

‘De aquella’, que dirían los paradillensis, los V12 ‘rugían’ —también el Gran Gato— en sinfonía Weber invertido de doble cuerpo —bueno… también en ‘algo’ de inyección—, cuando los pilotos se ‘protegían’ con cascos abiertos y manos enguantas en croché de dedos cortados —los guantes… no las manos—.

De la casa madre de Castle Bromwich a Paradilla… en un suspiro.

¡Loor y gloria a los ‘coches & coches’!

Nunca podrán quitarnos… la magia del recuerdo. ¡Congratulations!