PATRIMONIO
Marialba de la Ribera dejará de estar a la intemperie
El Ayuntamiento de Villaturiel saca a licitación por 384.229 euros la primera fase del museo que protegerá los restos de la iglesia más antigua de España
Ya no es una quimera. Medio siglo después de las primeras excavaciones en Marialba de la Ribera, la construcción de un museo para preservar los restos de la iglesia más antigua de España tiene presupuesto y plazos. El Ayuntamiento de Villaturiel ha sacado a licitación por 384.229 euros la primera fase de un museo que, si se completa el proyecto redactado hace más de una década por el arquitecto Melquíades Ranilla, rondará los dos millones. El plazo para presentar ofertas concluye el día 26 de este mes.
El edificio, de dos plantas, se parecerá —salvando las distancias— a los de las Villas Romanas (Valladolid) y La Olmeda (Palencia). En esta primera fase, los vestigios de Marialba de la Ribera dejarán de ‘pudrirse’ a la intemperie. Básicamente, se levantará «el esqueleto», una estructura con unos soportes mínimos, encajado sobre los restos arqueológicos pero «sin tocarlos», recalca el arquitecto, quien ha tenido que adaptar a la normativa actual el proyecto redactado hace más de una década y aplazado hasta ahora por falta de presupuesto.
MUSEO DE LA LUZ
El museo será una ‘caja de luz’. Un edificio que «busca la integración en el paisaje de un volumen abstracto, de formas simples, con una piel semitransparente que permite cierta permeabilidad visual. Se crea una imagen diferente durante el día y durante la noche», afirma Ranilla. Ha diseñado dos sistemas de iluminación para poder paliar las pocas horas de luz en el otoño e invierno.
«Los dos sistemas se complementan, aunque pueden funcionar de manera totalmente independiente. Una serie de proyectores iluminan los restos para realzarlos durante la visita», dice. Incluso la cubierta, con lucernarios, está pensada para que todo el edificio resulte liviano. Varias plataformas permitirán asomarse «desde una altura natural» a los restos de una construcción del siglo IV —erigida en la misma época que San Juan de Letrán, considerada la iglesia más antigua del mundo—.
La Comisión Territorial de Patrimonio autorizaba el 26 de septiembre el proyecto promovido por el Ayuntamiento de Villaturiel para proteger los vestigios de Marialba.
El edificio dispondrá en la primera planta de una gran sala polivalente, que permite su división en dos espacios independientes, así como una terraza exterior para llevar a cabo actividades culturales. En la planta baja, además de la recepción de visitantes y una tienda, está prevista otra sala polivalente, con salón de actos y sala de proyecciones.
Pese a que tras la última excavación los restos se taparon con tierra, los cambios térmicos los están deteriorando considerablemente. Las fotografías de cómo está hoy el yacimiento y cómo se encontraba hace sólo unos años son demoledoras. La explicación, según Ranilla, es que «los diferentes elementos constructivos están desapareciendo debido al agotamiento de los materiales. Por ello era urgente empezar las obras, que ya cuentan con una partida en el presupuesto del Instituto Leonés de Cultura del próximo ejercicio.
Inocencio Arredondo fue el primero en sondear el yacimiento en 1890, aunque nunca publicó los resultados de su trabajo.
En 1967 se llevó a cabo la primera gran excavación, a cargo del Instituto Arqueológico Alemán, liderada por su director, Helmut Schlunk, junto a Theodor Hauschild, en colaboración con el Instituto Leonés de Estudios Romano-Visigóticos. Descubrieron los restos óseos situados en el interior de la basílica y en las zonas próximas al pórtico y el baptisterio. Localizaron un centenar de tumbas, aunque nunca se estudiaron a fondo.
Cuarenta años más tarde, en 2009, la Fundación de Patrimonio Histórico de Castilla y León —hoy inactiva—, bajo la dirección científica del profesor José Avelino Gutiérrez, volvía con picos y palas a un yacimiento que deparó muchas sorpresas. La lectura del subsuelo en un área de 8.000 metros cuadrados, descubrió la existencia de grandes construcciones, a unos 200 metros al norte de la basílica, que llamaron la atención de los arqueólogos. Todo apunta a que se trataría de edificios notables, en consonancia con la propia basílica.
Las dimensiones de este complejo urbano inédito, que se extienden más allá del perímetro de la zona declarada BIC, podrían corresponder a una ‘ciudad’ tardorromana o a un enclave militar, teniendo en cuenta que en la construcción de la basílica se reutilizaron fragmentos de tejas con el sello inconfundible de la Legio VII.