ENTREVISTA
Kase.O: "La sinceridad ha sido la base de mi éxito"
El veterano rapero Javier Ibarra Ramos, alias Kase.O, ha ensanchado su círculo de fans con 'El círculo', un disco espiritual y a carne viva, fiel a los postulados del rap hardcore, pero abierto a múltiples palos. Para su concierto de fin de gira en Barcelona ha tenido que reservar el Palau Sant Jordi, algo que ni siquiera los míticos Violadores Del Verso, de los que proviene, se pudieron plantear. La fiesta de Gran Consagración es el sábado, día 29, a partir de las 22.00 h.
Esto de marcarse un Sant Jordi, ¿cuánto impone?
Es un reto. Desde luego, es coger el 'venue' más grande que hay. Era mi final de gira y quería que me viese todo el mundo, que nadie se quedase sin entrada. Imponer, desde luego que impone. Hay responsabilidad, mucha emoción, tristeza, si lo quiere llamar así… Pero me lo tomo con ilusión más que con miedo. ¡El miedo me lo está metiendo ahora usted!
Y encima es el primer concierto de un rapero español ahí.
Sí, así es. Pero es que he roto las barreras del rap en español. Me escucha mucha gente que no escuchaba rap. Esa gente se ha acercado a 'El círculo', ha vibrado y ahora también paga su entrada. En los conciertos ahora hay mitad de 'rappers' de toda la vida y mitad de gente a la que, simplemente, le gusta la energía que tiene el disco.
El éxito del disco resulta, en parte, curioso, porque se aleja bastante de las músicas de moda y las tendencias al alza dentro del propio rap. ¿A qué se debe el éxito, en su opinión? Tengo una teoría, pero quiero saber la suya.
Yo tengo mi teoría. A ver, el disco es muy humano y muy sincero.
Creo que compartimos la teoría.
Conecta no solo con los 'rappers', sino con mucha gente. Casi cualquiera que cometa el error o la imprudencia de acercarse a las canciones, conectará fácilmente. Porque son historias reales. Hasta mis historias de amor se basan en hechos reales. No son como las canciones de amor que oyes en la radio, que canta gente que no está enamorada.
También es una cuestión de musicalidad. El disco es agradable al oído, incluso cuando más agresivo.
No tienes que estar acostumbrado a escuchar rap. Me lo he currado para que fuera musical, muy minimalista y fácil de oír. 'Easy listening'. Las letras están curradas, y, está mal que lo diga yo, eso no te lo puede dar cualquiera. Me he pegado una buena currada escribiendo durante dos años. No sacas todo el jugo en la primera escucha. No hay muchas groserías, ni guarrerías, ni tonterías que haya podido decir con 18 años. Y esa suma es lo que ha dado con el éxito. Pero, sobre todo, la sinceridad ha sido la clave. Encontrar eso a día de hoy, cuando se basa todo tanto en las apariencias, es bastante raro.
Usted no tiene apenas videoclips.
Porque confío en la fuerza de la música. Todavía es un arte potente para crear imágenes en la mente, como siempre ha sido. Con Otis Redding y Led Zeppelin no necesitabas videoclips para fliparlo.
Si puede plantearse un Sant Jordi, no es solo por 'El círculo' en sí mismo, sino por la buena fama de sus directos. En el de Razzmatazz de febrero del 2017 avisó, al principio, "voy a rapear todavía mejor que en 'El círculo'", y no fue una sobrada. Fue lo que hizo. La gente debe apreciar ese esfuerzo atlético.
Tú vas a mi concierto y sabes que va a sonar bien. Y ha habido épocas de mucha penuria. En mis inicios con Doble V, con las maquetas, era horrible. La gente iba por la energía, más que por el sonido. Ahora viene porque sabe que oirá los ritmazos, le llegarán los graves y se entenderá muy bien al tío que está en el escenario.
Y ese tío no parará las canciones al minuto para pasar a otra cosa.
Hay muchas maneras de enfocar un directo. Más nihilistas, más festivas… Depende de lo que te quieras esforzar, como todo en la vida. Yo respeto el esfuerzo que hace una persona para pagar veinte pavos por ir a un sitio. Y luego está mi reputación, tío. Yo quiero que salgas y digas: "Es que aunque cante otra vez las mismas, voy a repetir". Yo me lo tomo en serio, trabajo con profesionales. Invierto en las luces. Gano menos, pero les pago a todos bien. Hay otros que prefieren ahorrarse las luces o lo que sea y llevarse 100 pavos más. No vamos a entrar en detalles y tal.
¿Cómo se lleva ahora mismo con el trap? Cuando hablamos el año pasado, me dijo: "Esas cosas están curradas, pero qué sé yo, para mí es muy moderno". ¿No se atrevería a hacer algo en esa línea?
En el tema con Najwa Nimri ["Mitad y mitad"] uso la [caja de ritmos] 808, pero el estilo es más de electro ochentero. Lo que hacen en el trap es dejar esos 120 bpm en la mitad. Porque no pueden competir con los flows de Rakim. O con los del Tote, o los del Kase.O, que llevamos rapeando un montón de tiempo. ¿Un chaval qué hace? Rapea a 70 bpm. Estoy abierto a todo, que conste. Y me gustan los ritmazos del trap y del reguetón. Me gustaría probar con alguno.
¿Qué clase de música escucha más estos días?
Sobre todo, música vieja, macho. Y música actual con la esencia vieja, como Roc Marciano y Ka. Peña muy hardcore. Rap hecho con 'samples', no tan electrónico. También me gusta Childish Gambino, si es que se puede considerar rap. Escucho cosas nuevas, pero no me sé los nombres. Y las caras ya… Me sé cómo tienen la cara Ice Cube y Rakim, pero a los raperos de ahora no les pongo cara.
¿Cuál es su relación con los discos? ¿Sigue comprando ediciones físicas?
No tanto. En CD, nada, porque no tengo reproductor. Si ya no te viene el coche para poner CDs… Y vinilos, tengo mis rachas y tal, pero tampoco soy el gran comprador. Sobre todo, tiro de Spotify y YouTube. Estoy recuperando las discografías de mis artistas favoritos de los noventa. No había escuchado todo Too $hort, todo OutKast, todo Tupac. ¡Madre mía, Tupac! En nuestros tiempos se creía que era comercial y que si lo escuchabas, eras un 'toy'. Menudos discazos nos perdimos.
El año pasado me decía de sus redes sociales que eran "aburridas", una forma de decir que eran puramente promocionales. ¿Últimamente no son más… animadas?
Tengo mis arrebatos. Me pongo la aplicación, después me la quito un par de semanas… Ahora mismo no sigo a nadie. Porque si sigues a mogollón de peña, después tienes que verles las caras todos los días aunque no te interese. ¿Por qué tengo que ver la cara de este fulano antes de dormir? Llegó un momento en que dije: "No, las redes son para yo expresarme y ya está, y lo que hagan los demás me da igual".
Distraen demasiado, ¿no? Quitan tiempo mental para tratar de ofrecer al mundo algo que no sea un tuit.
Yo me veía algunos días invirtiendo minutos, por no decir horas, en decidir qué iba a poner, currándome una publicación. Es todo vanidad. Es un postureo para el que hay que valer. Hay varios con los que me digo, "co, es imposible que grabes el disco si estás a la vez retransmitiendo la grabación, no estás concentrado, tío". Es difícil gestionar eso y yo me cuido bastante. Es un entorno extraño. A veces, pongo una canción que me mola y no tengo casi 'likes', pero luego pongo una pijada y funciona.
Un pedazo de tu intimidad. Eso es lo que deben querer los fans.
Como no soy tan activo y no estoy todo el rato en el camerino haciendo 'stories', lo que hecho es un documental guapo, con todo el cariño. Ahí se me podrá ver en todo tipo de situaciones: haciendo el tonto, comiendo, cagando, en el 'backstage'… [El documental, 'Dentro del círculo', aparecerá en marzo en un DVD-CD que incluirá también el concierto del WiZink del 2017 y un disco con remezclas y cuatro nuevos temas].
¿Cuándo escucharemos su colaboración con Calamaro, de la que supimos por Instagram?
Calamaro hace un cameo que son cuatro frasecitas en un estribillo. Siempre he sido fan suyo, y él según parece había escuchado mi disco de jazz ['Kase.O Jazz Magnetism', del 2011]. Ese gacho no queda con cualquiera. Yo necesitaba una voz con experiencia para ese estribillo, porque habla un poco de la vida. Necesitaba al Rosendo, al Sabina, al Calamaro… Pude conseguir a Calamaro y es un sueño cumplido.
Una vez cerrado 'El círculo', ¿qué dirección artística piensa tomar?
La intención para el año que viene es relajar la actividad. Han sido cuatro años de mucha locura mental y espiritual. Mi círculo me propone que descanse, que cree hambre. Quiero descansar, que mi piba se desarrolle también profesionalmente. Hemos tenido una niña y eso ralentiza el progreso de las mujeres; si estaban en un proyecto, se ralentiza. Yo quiero que mi piba se desarrolle, se encuentre a sí misma. Yo cuidaré de mi hija. Los niños quieren compañía, no quieren regalos. Quieren presencia.