Los primeros restauradores
La magna restauración llevada a cabo a finales del siglo XIX en la Catedral de León exigió la creación de un importante taller de vidrieras. Los expertos de la época creyeron que ningún español sería capaz de reparar todas las vidrieras de la Catedral leonesa. Era una tarea colosal: clasificar miles de trozos guardados en cajas, componer los dibujos hechos sobre cartones... En 1897, a las órdenes del arquitecto Juan Bautista Lázaro, ‘remendaron’ 31 ventanales que formaban 285 vidrieras, más los dos rosetones de los lados norte y sur. Al año siguiente, rehicieron 45 vidrieras de las capillas laterales; y en 1899, se hicieron las nuevas para las ventanas donde no había o cuyos restos no se conservaban. La experiencia hizo que medio mundo pusiera los ojos en el llamado Taller de Vidrieras Artísticas, dirigido por el maestro Guillermo Alonso Bolinaga.