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LITERATURA

Guillermo Martínez gana el Nadal

El escritor argentino Guillermo Martínez.

Publicado por
MIGUEL LORENZO | BARCELONA
León

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Guillermo Martínez (Bahía Blanca, Argentina, 1962) es el ganador del Premio Nadal de novela, el decano de los galardones literarios españoles, que falló este domingo su 75 edición. Gracias a ‘Los crímenes de Alicia’, una intriga libresca a caballo entre Borges y Eco, el narrador y matemático argentino se embolsa los 18.000 euros de dotación del galardón. Une su nombre al prestigioso premio creado en 1944 y amparado desde entonces por Ediciones Destino, y que no recaía en un autor de la ‘otra orilla’ de nuestro idioma desde hace más de tres décadas. El Premio Josep Pla de narrativa en catalán, que cumplía 51 años, fue para Marc Artigau.

La intriga en torno a una serie de crímenes cometidos en Oxford y los símbolos del mundo de la Alicia de Lewis Carroll son los elementos con los que Martínez ha construido la novela ganadora. La presentó bajo el título de ‘Los papeles de Guildford’ y bajo el lacónico sinónimo de ‘G’.

Con ella se lleva el Nadal a Argentina, tomando el lejano relevo de Juan José Saer, también argentino y que lo ganó en 1987. Abre nuevos y necesarios mercados para el Nadal y se asegura el interés de los lectores y espectadores que ya disfrutaron de ‘Los crímenes imperceptibles’ (2003), novela con la que conecta la ganadora y que fue llevada al cine como ‘Los crímenes de Oxford’ por Alex de la Iglesia en 2008, con John Hurt y Elijah Wood.

Los dos protagonistas de aquella ficción reaparecen en ‘Los crímenes de Alicia’, que se ambienta de nuevo en la prestigiosa universidad británica en 1994, pero sin ser la continuación de la primera. En torno a la hermandad Lewis Carroll se desencadena una serie de crímenes vinculados, en apariencia, con el mundo de Alicia Liddell y su País de las Maravillas. Será el célebre profesor de lógica Arthur Seldom quien desentrañe el misterio de los asesinatos junto a un joven estudiante de matemáticas, aunque ahora la simbología de Alicia pesa más que la matemática en una intriga más literaria y libresca a caballo entre Jorge Luis Borges y Umberto Eco.