Cerrar

ENTREVISTA

László Nemes: "Estamos al borde de la autodestrucción, y no somos conscientes"

El director de 'El hijo de Saúl' estrena su segundo largometraje, 'Atardecer', ambientada en la Budapest de los prolegómenos de la primera guerra mundial

El director húngaro László Nemes.

Publicado por
NANDO SALVÀ
León

Creado:

Actualizado:

Para convertirse en la nueva sensación del cine de autor le bastó una película: 'El hijo de Saúl' (2015), un espeluznante paseo por el campo de exterminio de Auschwitz que avivó el debate sobre los límites de la representación del Holocausto. En su segundo largometraje, 'Atardecer', vuelve a viajar a un tiempo y un lugar marcados por el caos, la paranoia y la sinrazón: la ciudad de Budapest en los prolegómenos de la primera guerra mundial.

¿Qué le atrajo de la época en la que la acción de 'Atardecer' se sitúa?

Especialmente, que se trata de un momento de la historia en el que la humanidad se encontró en una encrucijada. La sociedad era sofisticada y esplendorosa, y tenía un gran futuro, y pese a todo ello de algún modo empezó a aniquilarse a sí misma. A lo largo de los años siguientes se sucederían las guerras y los genocidios y las dictaduras. Quise viajar a esa época para reflexionar sobre lo que pasó y sobre si podría haberse evitado.

¿Siente que un siglo después, de algún modo, nos encontramos en una situación similar?

Volvemos a estar al borde del precipicio. Pienso, por ejemplo, en el amor ilimitado e incondicional que sentimos por la ciencia y la tecnología. Nos estamos convirtiendo en esclavos de las máquinas y día a día vamos renunciando un poco más a la libertad que se nos presupone en tanto que seres humanos. Estamos al borde de la autodestrucción, y no creo que seamos plenamente conscientes de ello. 

Rodar 'Atardecer' no le debe de haber resultado fácil, tanto por el tamaño de la producción como sobre todo por todas las expectativas que había puestas sobre usted tras el éxito mundial de 'El hijo de Saúl' (2015). ¿Cómo se las arregló para mantener la calma?

Ha sido un proceso muy arduo. Cada día de rodaje traía consigo nuevos contratiempos relacionados con los gigantescos decorados, o con los miles de extras, o con los caballos, o con las complicaciones derivadas de la puesta en escena que diseñé para la película. Aunque tengo que confesar que las dificultades me seducen y me inspiran muchísimo.

Formalmente, 'Atardecer' se parece mucho a 'El hijo de Saúl'. En todo momento la imagen permanece pegada al rostro del personaje protagonista, que está en permanente movimiento. ¿Por qué?

Quise sumergir al espectador en un mundo personal y subjetivo y asegurarme de que no tuviera plena conciencia de lo que sucede, y darle la oportunidad de que descubra y examine la realidad a la vez que lo hace la protagonista. No me interesa el cine histórico típico, que nos ofrece una visión omnisciente del pasado. Algo que detesto de la mayoría de las películas actuales es que lo explican todo y le ponen las cosas demasiado fáciles al público.

¿Cree que al cine actual le falta experimentación?

Absolutamente. Casi todo se basa en las mismas fórmulas narrativas y los mismos efectos dramáticos. Hace 50 años era mucho más fácil tomar riesgos e innovar, había muchos más autores dispuestos a romper las estructuras habituales. Actualmente, la mayoría de directores hacen sus películas con el objetivo de agradar a la mayor cantidad posible de espectadores. Yo, en cambio, sé que mis películas tendrán tantos detractores como defensores, y me gusta que sea así.