Diario de León

AMANCIO PRADA CANTAUTOR

«La música le pone alas a la poesía»

Amancio Prada y Juan Carlos Mestre son dos ‘juglares’ sabios. Y si la poesía de Mestre es pura música, Prada es capaz de ponerle alas, como acaba de hacer con Cavalo morto, un exquisito disco-libro.

El cantante Amancio Prada

El cantante Amancio Prada

León

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—¿Cómo es ‘Cavalo morto’?

—Como lo ves y como lo oyes. Quiero que hable por sí mismo. Que resucite ese Cavalo morto en cada oyente, en cada lector y en cada espectador.

—¿Cómo describe la poesía de Juan Carlos Mestre?

—Arraigada en su tiempo, en su memoria y oteando el porvenir. Solidaria siempre con los desfavorecidos.

—Ha cantado poemas de Mestre, Colinas, Gamoneda, Gil y Carrasco, Pereira e incluso romances de León. ¿Los elige solo por ser leoneses?

—No, porque me gustan y porque comparto con ellos esa emoción y trato de ponerlos en primer plano con mi voz. En León hay una mina inagotable de poesía y de poetas. Hace años que tengo el propósito de hacer un disco con los poetas de León, incluyendo también a Julio Llamazares, Crémer.... Mientras, voy por partes. Ya tengo el disco de Pereira y este de Mestre.

—Hay quien no ha leído a Rosalía ni a San Juan De la Cruz pero los conocen por su música. ¿Los cantautores realizan una labor impagable de difusión de la poesía?

—Antes, hasta la tabla de multiplicar se cantaba. Hoy se canta cada vez menos, aunque estemos cada vez más rodeados de música, esa música ambiental a la que nadie presta atención y que impide hasta conversar. Yo empecé a enamorarme de la poesía gracias a cantautores como Brassens, Paco Ibáñez, Serrat... La poesía, cuando encuentra su melodía, cada verso se convierte en un dardo que va directamente al corazón y hace más intensa su emoción y más claro su pensamiento. En el fondo, uno no hace más que insistir, que seguir buscando, arando el pentagrama, tratando de hallar una canción que se parezca a aquella que cantaba el marinero del Romance del conde Arnaldos: «Que la mar ponía en calma, / los vientos hace amainar,/ los peces que andan al hondo, / arriba los hace andar...».

—¿Elige los poemas solo por su musicalidad?

—Sí. Tiene que ser un poema que, de alguna manera, sienta que lleva una música dentro y que suena bien. Es la forma que tengo de hacerlo mío. La musicalidad en la poesía es muy importante. A veces hay que darle varias vueltas, porque no todo va a ser la poesía en octosílabos del romancero. El disco de Mestre ha merecido la pena labrarlo y trabajar en él hasta conseguir que la música se una con la poesía como el guante con la mano.

—¿Qué música oye Amancio Prada?

—De todo tipo. Acabo de estar en Argel y hay grupos maravillosos, que ni imaginaba, como AmZik. Estoy abierto a la música. Si es buena, alimenta y reconforta.

—¿También jazz o rock?

—Sí. Todo menos reggaeton o rap. Alguna vez he escucho algo que me ha llamado la atención. Lo importante no es el género, sino las voces únicas que puede haber en cada una de esas parcelas y que te abren una ventana que no sabías ni que estaba en la pared y te hace ver lo que hay más allá.

—En el disco, además de su guitarra, se ha hecho acompañar por violonchelos y acordeones...

—La voz, el violonchelo y la guitarra es mi trinidad musical preferida. Hay pinceladas de acordeón y de mandolinas, pero en un plan muy minimalista, porque menos es más. Lo que no quita que luego haga una versión sinfónica y coral con las Coplas de Jorge Manrique, que estrenamos en diciembre en Salamanca con la Sinfónica de Castilla y León y el Coro del Conservatorio de Salamanca.

—¿Cualquier poema gana con música?

—Sí, si la música es buena. También he visto poemas destrozados por la música. Cuando eliges un poema para ponerle música, asumes un compromiso de aportarle luz. Luego depende también de la sensibilidad de cada uno. Igual piensas que lo has hecho maravillosamente y no es para tanto. La música le pone alas a la poesía.

—¿En su mesilla de noche solo hay libros de poesía?

—Casi todo es poesía o ensayo. Soy muy mal lector de novela. También me gusta la historia, porque realmente lo poco que sé de los poetas que canto, algunos tan relevantes y legendarios como San Juan De la Cruz o Jorge Manrique, Lorca o Rosalía de Castro, lo he ido aprendiendo después de haberlos cantado. En principio, es el poema, no el poeta, lo que resuena en mí. Procuro olvidarme de la época o de cuándo vivió el autor. En la medida en que se separe del autor, esa obra tendrá mejor suerte.

—La edición de ‘Cavalo morto’ es una obra de arte...

—Es obra de Mestre. Ha hecho un libro de artista centrándonos en esa primera canción de Cavalo morto. Yo hago los discos para los amigos, para dejar constancia de un tramo de mi vida y poder pasar página. Y también para la gente que va a los conciertos y quiere tener un recuerdo.

—¿Hay algún poeta que se le ha resistido y tiene ganas de cantar?

—Yo mismo.

—Al principio empezó cantando temas suyos, ¿por qué lo dejó?

—Me he ido arrimando a árboles frondosos. Pero ojalá mi próximo disco sea Prada, Prada.

—Entonces, ¿tiene previsto sacar un disco con temas propios?

—Sí, lo he ido demorando. No sé si es por educación o por timidez, pero uno siempre deja paso a los demás.

—¿Desde cuándo tiene hechas las canciones?

—Algunos desde que tenía 17 años y también hay poemas inéditos más recientes. Son poemas de mi vida.

—¿Cuántos va a incluir en el disco?

—Unos cuantos. Habrá que hacer una selección.

—¿Y para cuándo saldrá el disco?

—No me planteo fechas. Las cosas van madurando.

—¿Qué música le pondría al momento que estamos viviendo?

—El silencio.

—¿Hay demasiado ruido?

—Mucho. Hay demasiada confrontación. Necesitamos la armonía del silencio, saber escuchar al otro, porque nadie tiene toda la razón. Todos nos equivocamos y todos tenemos aciertos. Hay que reconocer los errores y celebrar los aciertos; ya no solo los propios, sino los de los demás.

—Habrá gira de ‘Cavalo morto’.

—Yo no hago giras. En cada concierto llevo un programa diferente. Pero algo haremos.

—¿Vendrá a León?

—Espero que sí.

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