CICLO DE MÚSICAS HISTÓRICAS DE LEÓN
Un viaje musical y medieval
El grupo Artefactum participa hoy en el XVI Ciclo de Músicas Históricas de León Su espectáculo ‘Ultreia e suseia’ recupera temas del Calixtinus, de otros códices y de juglares.
Lugar: Auditorio Ciudad de León.
Hora: 20.30.
Entradas: 10 euros.
El ya XVI Ciclo de Músicas Históricas invita hoy a los leoneses a un apasionante viaje sonoro que hermana, en lo musical, tres importantes ciudades de la Edad Media hispánica: Sevilla, León y Santiago de Compostela. Encargados del recital bautizado Ultreia e suseia serán, esta noche en el Auditorio, los miembros del muy bregado colectivo Arefactum.
Con respecto al título, desde el grupo se recordó que «adelante y arriba» era el grito de los peregrinos que se encontraban en el camino a Compostela según quedó plasmado en el Dum pater familias, un himno recogido en un apéndice final del conocido como Codex Calixtinus.
«Conservado en la catedral de Santiago, adonde debió de llegar como lujoso regalo de algún aristócrata o prelado francés, el Calixtinus es un manuscrito iluminado del siglo XII que incluye un importante cancionero, salido, seguramente, del escritorio de los monjes benedictinos de Vézelay», recordaron. Además, explicaron que, entre las joyas musicales del volumen se incluye otro himno, Congaudeant catolici, «única pieza en polifonía a tres voces que se conserva del siglo XII, aunque la voz intermedia es, al parecer, un añadido a las dos originales».
Cantigas y más canciones
Las piezas del Calixtino se presentan como la conclusión del peregrinaje musical por la España medieval que ofrece en este concierto Artefactum, un auténtico conjunto de juglares que empieza haciendo expresa declaración de su origen con el Gentis hispaniae, un himno dedicado a San Isidoro de Sevilla, luego de León, y que enseguida sigue aquella célebre consigna del Rey Sabio en sus Cantigas de Santa María: «Y de esto el cantar hicimos para que lo cantasen los juglares».
«Las cantigas de Alfonso X son la versión devota de la lírica medieval hispánica, la de los trovadores provenzales, cuyo espíritu recogieron en estas cuatrocientas veinte canciones sacras el conjunto de poetas y músicos que trabajaron para el rey —mostraron los organizadores—. En ellas, la Virgen se convierte en dama a la que dirigir las trovas, y los poemas de amor cortés pasan a ser alabanzas a Santa María y se transforman en un extenso recorrido por la tradición de los milagros, que tienen gloriosos antecedentes en figuras como las de Gautier de Coincy, trovero del norte de Francia, o nuestro Gonzalo de Berceo».