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obituario

Adiós la escultora del tiempo

Fallece a los 90 años la artista Castora Fe Francisco, conocida como Castorina La autora de las ‘maternidades’ dejó numerosas obras en la capital maragata .

La polifacética pintora y escultura astorgana Castora Fe Francisco de Diego, conocida como Castorina. RAMIRO

León

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«Labradora del aire, escultora del tiempo, vidente serenísima de un pasado sin lágrimas». Así la describió Antonio Gamoneda en un poema. A Castora Fe Francisco De Diego —nombre que simplificó por Castorina— la pasión por el arte le llegó primero por la música. Nacida en 1928 en Astorga, la artista que falleció ayer a los 90 años en su ciudad natal, fue una pionera en un tiempo en el que a las mujeres no se las esperaba en ninguna institución académica, ni siquiera en la Escuela de Bellas Artes; pero ella aterrizó allí con sus impactantes pantalones. Cuatro años después decidió irse, porque «nos estábamos robando las ideas unos a otros; y, sobre todo, al que era original se lo quitaban todo», confesaba sin desvelar que era a ella a quien emulaban sus compañeros.

Trabajó después en París y Barcelona antes de retornar a la ciudad maragata, donde ejerció como docente durante muchos años. Su vida, como su gran obra, están forjadas en piedra.

Rotunda, sintética y expresiva. Los mismos calificativos sirven para la obra y para una artista que no se arredró ante los durísimos golpes de la vida, como la trágica y prematura muerte de su hijo. Esta mujer tenaz y tímida no ha tenido quizá el reconocimiento que merecía; y no precisamente en su tierra, donde sí fue profeta. La autora de las ‘maternidades’ dejó numerosas obras en la capital maragata. Aunque cultivó también la pintura, es, sin duda, en la escultura donde Castorina logró su obra más cautivadora; sencilla hasta la extenuación. La difícil facilidad que los críticos entroncaron con el esquematismo de las culturas primitivas. La piedra ha sido su material favorito pero también ha trabajado en madera, barro o bronce. «Vive como si fueras a morir mañana y aprende como si fueras a vivir siempre», decía Gandhi y Castorina es una mujer que ha interiorizado este mensaje a la perfección. Sus obras, que siempre resultan de una frescura impropia para alguien que hace décadas que rebasó la edad de jubilación, lograron hacerse un hueco en 2012 en el Musac, siempre dispuesto a apostar por los artistas emergentes. Ella no lo era. Era una gran veterana. Pero resultaba, al final, más moderna que ninguno.

Cuando se enfrentaba a un gigantesco bloque de piedra pensaba que las figuras estaban ahí, sólo había que encontrarlas.

En 2014 la Fundación Cerezales rendía su particular tributo a la última representante de la escultura figurativa de la segunda mitad del siglo XX en el documental Un pasado sin lágrimas, título extraído de aquel poema de Gamoneda, aunque el filme de Jesús Palmero y Amando Casado no está escrito desde la derrota. Todo lo contrario. Castorina se sirvió de todo ese dolor para convertirlo en potencia creativa, como una terapia que diera sentido a su vida.

El funeral por Castorina será hoy, a las 11.00 horas, en la iglesia de San Andrés de Astorga.

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