San Pedro de Eslonza, pasen y vean

El legado monástico de la provincia, particularmente fértil y de antigüedad milenaria, será más visible y atractivo a la vuelta del verano, cuando se hayan culminado los trabajos de consolidación y adecuación para visitas turísticas de San Pedro de Eslonza, cuya licitación acaba de hacerse pública por un importe de 171.636 euros. Se trata de una intervención que permitirá pasear entre las ruinas del otrora poderoso cenobio —y comprenderlas— gracias a una serie de pavimentos instalados al efecto, a la instalación de paneles informativos especiales y a otras modificaciones como el cambio de la actual valla por otro tipo de cerramiento más adecuado.

La licitación acaba de salir a la luz en la Plataforma de Contratación del Sector Público, donde se ofrecen todos los detalles de un proyecto cuyo presupuesto completo es de 200.000 euros y que en gran parte ha sufragado la Diputación leonesa dentro de su último Plan de Restauración del Patrimonio Inmueble.

El claustro con pavimento de canto rodado y el pozo central. DL

Las obras «tienen como objetivo prioritario permitir las visitas a las ruinas del monasterio —indica el proyecto de ejecución—, y para ello se propone el acondicionamiento del suelo en un itinerario interior que permita realizar un recorrido señalizado». Recorrido que podrá seguirse de modo guiado o libre y cuya materialización el proyecto detalla, técnicamente, de este modo: «Se realizará con pavimentación granular de forma que se facilite cualquier posible excavación arqueológica posterior, diferenciando una banda de paso más definida ejecutada con gravas y que se distinga del resto de pavimentos ejecutados con arena». En cuanto al suelo del claustro, «se propone la reconstrucción de las zonas que han perdido la antigua pavimentación con un solado similar al actual pero ligeramente diferenciado en color y con una banda metálica en su perímetro que permita la identificación concreta de la actuación».

Obra del estudio de arquitectos Rodríguez Valbuena, el proyecto propone también «la inclusión de una señalización interior que vaya detallando las características de las distintas estancias». Y, con el objetivo de garantizar la seguridad, se instalarán «una serie de apeos de madera tratada en los pasos que presentan deficiencias estructurales para permitir la sujeción de piedras sueltas y evitar su posible desprendimiento. Igualmente se propone el vallado de las zonas no accesibles».

El alcalde del municipio de Gradefes, Amador Aller, confió en que las obras comiencen en menos de tres meses y aseguró que el principal objetivo es que el monumento sea «visitable con todas las garantías». Eso sí, recordó que esta acción se encuadra en un plan global más ambicioso que, en una fase posterior, podría incluir la creación de un centro de recepción de visitantes que incluya, musealizadas, algunas de las piezas halladas en el recinto. También informó de que este verano continuarán las visitas guiadas, en un pack conjunto, por los monasterios de Gradefes, Eslonza y Escalada que tanto éxito han tenido y a las que podrían sumarse la iglesia de Villarmún.

Declarado Bien de Interés Cultural y con orígenes en un primitivo monacato fundado por el rey García en 912, desde finales del siglo XV y hasta el XVII vivió diversas intervenciones. Las ruinas que hoy se contemplan son las del edificio proyectado en el XVI por Juan de Badajoz que continuaron López de Rojas y Juan del Ribero. En 1835 quedó abandonado tras la Desamortización y entre 1949 y 1957, por deseo del obispo Almarcha, se traslada, íntegra, la imponente fachada barroca a la nueva iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva, en León: una historia que en breve se contará, in situ, a los turistas de Eslonza.