Pasear por el monte y por la memoria

Paradilla de Gordón, más que un pueblo, parece toda una filosofía de vida. Esta minúscula aldea de la Montaña Central, cuya vecindad íntegra se cuenta con los dedos de una mano, sigue llevando a cabo acciones encaminadas a dar a conocer su gran patrimonio natural, identitario y cultural, y con tal éxito que el pueblo, pese a sus dimensiones, ya es para muchos símbolo de cómo unir, en un guapo nudo, arte, memoria y naturaleza.

En gran parte, la causante de esa popularidad creciente es la Senda del Celorio, que cubre en cinco kilómetros la distancia entre Geras y Paradilla, y donde, a la hermosura del paisaje gordonés se unen los sugerentes textos de José María Menéndez, calados en estructuras diseñadas —como todo el proyecto— por el artista Amancio González. Suya es también la gran mano del final, cuyos dedos se abren a todos los accidentes meteorológicos, el símbolo estrellado de la ruta y la abubilla que saluda a los visitantes del milagroso (y adicto al arte) teleclub de la localidad. El sábado quedó colocada una de las ‘primeras piedras’ del plan de ampliación de ese itinerario que hasta ahora desembocaba, por el valle del Celorio, en ese nido de águilas que es Paradilla y que antes del verano se quiere convertir en circular, siete kilómetros en total. El nuevo hito es una estructura metálica que enmarca un texto del escritor Juan Carlos Pajares, afincado en el pueblo, alusiva al grupo de personas que resultaron represaliadas en la zona, y cuyos restos aún no se han recuperado.

«Queremos que esta ruta sea algo único, algo que no se pueda ver en ninguna otra parte», decía ayer al Diario el pedáneo de Paradilla, José Manuel González. «El camino existe, pero ahora lo señalizaremos de una manera artística y diferente, como el resto, y con gran presencia de la identidad local», comentaba, aludiendo a que los carteles incluirán códigos QR que remitirán a cuentos en el leonés de la comarca, tan singular y estudiado por los filólogos pero tan en peligro de desaparición. El animoso presidente de la junta vecinal habló asimismo de un trasgu que pronto instalará Amancio en recuerdo de la mitología popular, sin duda el futuro icono de un itinerario que irá a desembocar casi donde partió, la ermita de Geras.

«Los Navariegos»

Eso sí, la segunda parte de la ruta habrá de recibir otro nombre, dado que abandona el valle del Celorio. El pedáneo recuerda que el topónimo dominante en el sendero del nuevo recorrido, que bordea el río, es Los Navariegos, o sea que ese bien podría ser su título. «Contactaremos con un autor para que escriba y narre un relato en leonés sobre la zona y con una cuentacuentos para que nos hable de los animales, de la fauna local», abundó José Manuel González.

Además de la senda que ahora ‘crecerá’ —se quiere tener lista para antes del verano—, y que se ha hecho muy popular por su accesibilidad, idónea para caminarla en familia y con niños, y la adecuación de un área recreativa que es un balcón natural a un horizonte de hayedos, peñas y robledal, Paradilla también ha dado de qué hablar por la romería, literaria y deportiva, nacida el pasado verano, la de los Pájaros: una iniciativa en la que hubo música folk, gastronomía con la típica chanfaina de cordero, teatro, presentación de libros, y sobre todo por la subida al pueblo en el ‘calzado nacional’ del reino, las madreñas.

Naturaleza, historia, arte y sueño a 1.230 metros de altitud.