analizan la lápida de los guzmanes
La piedra secreta de la Diputación
David Gustavo López descubre que el ‘Pendiente de la mora’ es una estela vadiniense reconvertida en reloj solar.
Acaba de revolver un enigma que le ha acompañado durante toda su vida. El investigador David Gustavo López ha ‘descifrado’ la piedra más misteriosa de la Diputación. Ubicada en el patio del Palacio de los Guzmanes desde los años 40 y conocida como ‘El pendiente de la mora’ —por su parecido con un zarcillo—, esta colosal mole de cuarcita no es lo que parece. Los pocos historiadores y arqueólogos que la estudiaron no dieron con la clave, quizá porque carecían de los conocimientos matemáticos de Gustavo López, ingeniero aeronáutico de profesión.
«Llevaba toda la vida viendo la piedra y un día dije: voy a estudiarla». Así empezó un arduo trabajo —publicado en el último número de la revista de Promonumenta—, que ha permitido descubrir el ‘valor’ de esta rareza «que llama la atención de muchos turistas, aunque nadie sabe darles ninguna información».
La estela-reloj de Benevívere, que se conserva en el Museo Dioceano de Palencia.
El célebre historiador Gómez Moreno, mientras recopila datos para su Catálogo monumental de la provincia de León, visita Crémenes en 1906. Registra para su inventario dicha roca, «pero no se pronuncia sobre ella». Esta pista conducirá a Gustavo López hasta el canónigo José González Fernández, archivero de la Catedral de León y natural de Crémenes, quien en 1948 solicita a la Diputación el traslado del ‘Pendiente de la mora’ a un lugar más digno. El clérigo, que intuye que la piedra puede ser un ídolo prehistórico, decide consultar al arqueólogo Jesús Carballo, promotor del Museo de la Prehistoria y Arqueología de Cantabria. Este experto considera que puede ser una estela de culto al Sol.
En 1966 el reconocido arqueólogo Antonio García Bellido ve increíbles similitudes con una estela cántabra localizada en Coaña. «Ambas son clavadas», admite Gustavo López. Sin embargo, el investigador señala que dada la procedencia del ‘Pendiente de la mora’ y teniendo en cuenta que en Crémenes se halla la mayor concentración de estelas vadinienses, la roca de la Diputación debería ser una más. «A diferencia de todas las estelas vadinienses que conocemos, todas de época romana, esta carece de epigrafía». El ingeniero cree que si el ‘Pendiente de la mora’ adolece de inscripción, grabados y bajorrelieves es porque es más arcaica, incluso del siglo III a.C.
La estela cántabra de Coaña, con la que la leonesa guarda gran parecido
J. Mancebo Valbuena en su libro sobre la montaña leonesa escribe que la piedra pudo ser usada como trilladora de metales. Sin embargo, la roca no presenta ningún tipo de desgaste y Gustavo López descarta que fuera utilizada como contrapeso en un batán de lino o para elevar minerales, como sostenían algunos vecinos.
«No me cabe duda de que inicialmente fue una estela cántabra-vadiniense, que luego se sacralizó, porque se encontraba junto a la ermita de San Juan», asevera.
A Gustavo López no le pasaron desapercibidas las numerosas hendiduras que rodean esta mole de una tonelada de peso. Lo primero que se le ocurrió es que «por el número y disposición» coincidían con las de un reloj solar. Pero comprueba que no se trata del ‘prototipo’ más arcaico, usado desde los egipcios a la Edad Media, en los que cada hora tenía una duración distinta; hasta que los astrónomos árabes desarrollan un ‘stilo’ (varilla) inclinado, según la latitud geográfica.
Un reloj solar muy especial
Gustavo López decide entonces construir un reloj con la latitud de Crémenes. Además está la complicación de que la piedra tiene otras marcas «tan bien trazadas que parecen hechas con un péndulo». Tras infinidad de cálculos —sin un programa informático—, el investigador descubre que, con una probabilidad del 99,9 por ciento, se trata de un reloj. Y consigue explicar el origen de las «dobles marcas». Inicialmente el reloj se ‘construye’ a partir de una ‘plantilla’ (una serie numérica) de otro reloj solar. Pero, al estar en otra latitud, el reloj no sería exacto y las marcas «se corrigen».
Gustavo López ha encontrado el reloj, con forma de ‘ocho’ del que se habría sacado la plantilla. Se trata de una curiosa estela funeraria-reloj de Benevívere, que hoy se conserva en el Museo Diocesano de Palencia. Una pieza del año 1176, lo que, a su vez, le ha permitido fechar el reloj de Crémenes, que sería posterior al siglo XII. También ha descubierto la estrecha relación que mantenían los monjes de Crémenes con los de Benevívere.
El ‘Pendiente de la mora’ es una lápida cántabra-vadiniense, de más de 2.000 años de antigüedad, que entre el siglo XII y XIV se reconvierte en reloj, en cuya cabecera tiene grabadas además las horas canónicas (maitines, nonas, vísperas, completas, laudes...).
Gustavo López cree que la piedra debería ser protegida en el futuro por una vitrina, aunque le parece más urgente colocar un cartel explicativo sobre el ‘Pendiente de la reina’ ahora que se ha aclarado el ‘misterio’.