Diario de León

UNA HISTORIA PARTICULAR

«España es un Estado en demolición»

Pérez-Reverte traza su particular historia de España, de Viriato al 23-F.

El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte. EMILIO NARANJO

El escritor y académico Arturo Pérez-Reverte. EMILIO NARANJO

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miguel lorenci | madrid
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«España es un Estado en demolición», con «un poderoso impulso suicida» y un «grave problema de educación». «Quizá merezca ser demolido, pero hay que saber por qué nos lo estamos cargando y por qué los escombros sepultan a gente que merece mejor suerte». Así lo sostiene Arturo Pérez-Reverte (Catagena 1951), que ha trazado un fresco pleno de claroscuros en una particular historia de España compuesta por 92 lúcidas y críticas pinceladas. Son algunos de los artículos de la serie Patente de corso que publicó en XL Semanal entre 2013 y 2017 y que reúne ahora en Una historia de España (Alfaguara) «No soy historiador ni un intelectual, soy un tipo que escribe novelas y que, con 67 años, ha vivido, leído y viajado lo suyo y tiene una visión del mundo», advierte. De Viriato al 23-F, de los íberos a la burbujeante España surgida de la Transición, revisa Pérez-Revete una historia «amarga, dolorosa, a menudo oscura y a veces luminosa».

Cuenta de forma «subjetiva y parcial» el devenir de un país «cainita y suicida» pero no sin remedio. «Ningún otro país europeo tiene ese poderoso impulso suicida tan nuestro», asegura reconociendo que, con todo, «aún cabe la esperanza». «Soy muy amargo cuando hablo de España, pero nadie que conozca nuestra historia puede ser optimista», señala. «España es un Estado en demolición -asegura-, pero no deja de ser un país espléndido y formidable, de modo no puedo evitar, a mi pesar, ser algo optimista», insiste. Ha escrito su historia con una mirada que no eligió «que es el resultado de todas esas cosas: la visión ácida, más a menudo amarga que dulce, de quien sabe que ser lúcido en España aparejó siempre mucha amargura, mucha soledad y mucha desesperanza, como dice un personaje de una de mis novelas». Resume Pérez-Reverte nuestro devenir como «una sucesión de ocasiones perdidas, de momentos en los que pudimos tocar la normalidad y la honradez, pero en los que perdimos el tren». Lo dice evocando el Concilio de Trento, la Ilustración. la Primera y la Segunda República o la Guerra Civil.

La educación, su ausencia mejor dicho, es a juicio del escritor y académico, el gran y eterno problema de nuestro país, en el que «la derecha se ha apropiado de una historia que le ha regalado a la izquierda». «La derecha se ha envuelto en las banderas, en el Cid, en Viriato o la Reconquista, y la izquierda ha asumido que todo eso es carcundia, fascismo y caspa», lamenta. Se aleja de esa visión maniquea que bascula entre el orgullo triunfalista de la derecha, el derrotismo de la izquierda y la «aberración histórica de los nacionalismos periféricos». Sabe que su visión «no le gusta a nadie» y que por ello «me llueven hostias por todas partes». «España es un problema de educación y de memoria y la batalla está perdida», lamenta el creador del capitán Alatriste.

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