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La mujer que enamoró a Colinas en el exilio
El escritor bañezano publica el ensayo ‘Misterios encendidos’, donde desvela su larga relación con María Zambrano.
Conectaron sin conocerse. Fue un ‘flechazo’ literario en la distancia. Antonio Colinas, admirador confeso de María Zambrano, dedica ahora a la escritora y pensadora Misterios encendidos (Siruela), un libro que inicialmente iba a ser una semblanza pero que fue creciendo en profundidad y páginas. El 22 de abril se cumplen 115 años del nacimiento de la pensadora que se cruzó con Antonio Machado el mismo día en que ambos iniciaban el aciago camino del exilio. En Ginebra precisamente conoció Colinas a la escritora que un día le espetó por telefoneó: «Usted y yo hace mucho tiempo que nos conocemos». Y es que Colinas había escrito varios artículos en El País pidiendo su retorno a España. Fue la primera vez que conversaron. Cuando la autora de España, sueño y verdad se afinca definitivamente en Madrid las visitas de Colinas serán frecuentes hasta su muerte en 1991.
Pensaba Colinas que tenía una deuda con Zambrano y que su relación —también epistolar— tenía que salir a la luz. Plantea el autor de Sepulcro en Tarquinia una hipótesis que recorre todo el libro: cuando va a cruzar la frontera camino del exilio hay una metamorfosis y surge una nueva María Zambrano. «Había sido republicana, pero también una cristiana bizantina, como decía ella misma. Pasa de lo ideológico a lo metafísico». Un aspecto que, en opinión de Colinas, no se ha estudiado suficientemente.
Hay muchas afinidades entre ambos escritores, como su amor por poetas italianos como Leopardi. Tanto Colinas como Zambrano vivieron una larga temporada en Roma. Misterios encendidos se cierra con una reflexión profunda. «El amor, la piedad: la mejor lección que María Zambrano nos dejó contra la barbarie de las ideologías extremadas, los fanatismos y cainismos. Soluciones para el desasosiego y el dolor de todos sin excepción».
Para Colinas, hay tres grandes bloques en la obra de Zambrano: una más testimonial y apegada a lo social; una segunda, con sus libros centrales, como Filosofía y poesía, El hombre y lo divino y Hacia un saber sobre el alma; y una tercera más poemática, con verdaderos poemas en prosa. Colinas del que este año se publican dos antologías, no disimula su ilusión por haber rescatado la figura de la siempre inolvidable Zambrano.