EL RECUERDO
Silvia Marsó: "Para mí Chicho siempre será El Jefe"
La actriz, que fue secretaria del 'Un, dos, tres... responda otra vez', recuerda a un profesional enciclopédico y exigente, pero también a una persona tierna
Trabajar a las órdenes de Chicho Ibáñez Serrador me marcó. Era un hombre al que admiraba, mucho antes del 'Un, dos, tres... responda otra vez', pues de pequeña me asustó con 'Historias para no dormir'. Estuve una semana sin dormir tras ver 'El último reloj', una historia que protagonizaban su padre, Narciso Ibáñez Menta, y Manolo Galiana.
Cuando entré como secretaria en el programa ya era admiradora del concurso, ese espacio que hizo soñar a los españoles y nos alegró la infancia a muchos. En el fondo, era como Papá Noel porque repartía ilusión. Aunque en el 'set' para todos Chicho era 'El Jefe', la persona que todo lo decidía. Contaba con un equipo muy grande. La maquinaria del programa requería de personal de todo tipo: vestuario, decoración, coreógrafía... Siempre había muchas personas de su equipo a su alrededor, personas solventes e imprescindibles. Pero, por más ayuda que tuviera, él era el máximo responsable del programa con más audiencia de aquella época.
Y entonces no existía internet. En su lugar había una sala con eruditos y enciclopedias que elaboraban las preguntas y servían también para resolver dudas a la hora de aceptar o no las respuestas de los concursantes.
'El Jefe' era muy exigente y podía serlo, pues era una de las personas que más sabía de la profesión. En realidad sabía de todo: de televisión, de teatro, de cine... Amaba el mundo del espectáculo. Si hasta él mismo se ocupaba de nuestras canciones!
Todo lo que decía tenía fundamento. Era una lección. Aprendí mucho con él. Aunque a veces se enfadaba y decía cosas que no te gustaba escuchar -basta ver alguna famosa bronca que recibí que anda colgada en internet-, es importante señalar que no siempre era así. Solía tener mucho cuidado en explicarte las cosas con cariño. Era un ser humano maravilloso. Era exigente, sí, pero también una gran persona, de lo más sensible y tierna.
Mi entrada en el programa coincidió con una época en la que las azafatas cobraron un mayor protagonismo. Cada semana ensayábamos temas de los musicales de Broadway que nunca se habían visto aquí. Cantamos y bailamos números de A Chorus Line, Calle 42, Chicago Aquello sí que fue una verdadera Operación Triunfo.
Su marcha nos deja sumidos en la tristeza a todos, especialmente a quienes trabajamos con él. A la gente de su equipo -muchos de nosotros seguimos en contacto- nos cuesta creer que ya no está, aunque en los últimos tiempos ya estaba muy deteriorado. El Jefe, un hombre capaz de hacer soñar.