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HOMENAJE A CRÉMER

Con la de cosas que tenía que hacer...

La Casa de León en Madrid recuerda en un homenaje a Victoriano Crémer como autor prolífico, longevo y riguroso

Homenaje en la Casa de León en Madrid a Victoriano Crémer.

Publicado por
PACHO RODRÍGUEZ | MADRID
León

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El día que Victoriano Crémer ya se iba al hospital porque su vida se acababa, tenía 102 años y le decía a su hija: «Con la de cosas que tenía que hacer yo hoy...». Así era Crémer, un enamorado de hacer cosas, prolífico, longevo, riguroso, curioso. Lo contaba ayer en la Casa de León su nieto Víctor Crémer.

El 27 de junio hará diez años de la muerte de Victoriano Crémer, un leonés nacido en Burgos un 18 de diciembre de 1906, pero su nombre suena con la potencia eterna de los grandes. Crémer define casi un siglo de literatura y periodismo leonés, que trascendió de alguna manera a sus marcadas fronteras vitales, de las que nunca se quiso despegar.

Su firma aparece asociada de manera inseparable al discurrir de este periódico, por ejemplo. Ayer, en Madrid, bajo el rotundo epígrafe de ‘El palomar del sordo: poesía en llamas’, se le recordó. Y se habló de todo esto y se remarcó su vida de autor, en diferentes canales de expresión. Y, de igual forma, se resaltó la incógnita de cómo llevaría él estos tiempos de locura informativa, en los que a veces se combina tanto exceso de producción informativa como falta de rigor.

Rafael Martín-Granizo, miembro de la junta directiva de la Casa de León en Madrid, ejerció de anfitrión junto a la presencia de Víctor Crémer, nieto de Victoriano Crémer, también escritor y traductor. A través del rescate de ‘El palomar del sordo’, libro que culminó junto a Ramón Villa ya con 99 años, se abordó la curiosidad creativa del autor de ‘Libro de Caín’, en un momento en el que el propio escritor se muestra ya consciente de que su obra literaria llega a su fin. Algo que el propio, también, autor de ‘El último jinete’ (poemario de 2008 que le hace acreedor del premio Gil de Biedma) incluso escribe cuando medita que ya es hora de firmar y rubricar, en referencia a toda su trayectoria. Recorrido excepcional con datos tan curiosos, como haber sido durante la república secretario del Ateneo Obrero Leonés. Y se podría aventurar que estos tiempos actuales los viviría con la curiosidad al máximo, eso sí, sin perder la rutina de su visita diaria al bar La Ribera.