Patrimonio
Eslonza resucita entre las ruinas
La restauración del monasterio, que supera los 300.000 euros, saca a la luz su traza original y estancias devoradas por décadas de estragos, expolios y olvido
La historia del monasterio de San Pedro de Eslonza es de locos. Quizá por ello la Diputación se planteó instalar en él un manicomio en los años treinta. Desmantelado por el obispo Luis Almarcha, que lo compró en 1946 por 100.000 pesetas (600 euros), con la fachada principal el arquitecto Juan Torbado ‘montó’ la portada de la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva. Después el monasterio fue expoliado durante décadas, hasta que no quedó nada para llevarse.
Ahora, el gigantesco edificio, con una planta de 4.000 metros cuadrados, emerge entre las ruinas. Ha hecho falta una inyección de 267.000 euros del Ministerio de Cultura y otros 50.000 de la Junta para rescatar Eslonza de los estragos del pasado.
El alcalde de Gradefes, Amador Aller, confirma que la restauración concluirá en dos meses. El fin de los trabajos comenzará con el inicio de las obras del futuro Centro de Interpretación de los tres monasterios de la comarca: Eslonza, Gradefes y San Miguel de Escalada. Este proyecto, que cuenta con un presupuesto de 148.000 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses, ha sufrido un retraso, tras la renuncia de la empresa adjudicataria. El futuro museo, cuya restauración ya ha sido reasignada, estará ubicado en un edificio que albergó hace años una carnicería. Serán 160 metros cuadros en dos plantas, donde a través de paneles se pretende explicar la historia de estos tres cenobios, aunque aún está pendiente el plan de musealización. Amador Aller avanza que el museo podría mostrar algunos capiteles de Eslonza.
El arquitecto de ambos proyectos, Andrés Rodríguez Sabadell, está llevando a cabo actualmente el ‘apuntalamiento’ de los vanos del ‘Escorial leonés’. Se han colocado apeos de madera tratada en los pasos que presentan deficiencias estructurales, para evitar desprendimientos y garantizar la seguridad a los visitantes. Explica el arquitecto que la traza del monasterio de Eslonza, que se había perdido casi por completo tras décadas de abandono, ya se aprecia perfectamente.
En una primera fase se llevaron a cabo excavaciones que sacaron a la luz restos de la iglesia medieval e hicieron emerger el claustro, de unos 400 metros, y el refectorio. En la segunda fase, las prospecciones han permitido descubrir nuevos empedrados de un patio entorno al cual se ordenarían las celdas de los monjes. «Ahora se entiende cómo era el conjunto», dice Rodríguez Sabadell.
En dos meses el que fue probablemente el segundo monasterio más grande de León, tras el todopoderoso de San Benito de Sahagún, estará completamente señalizado. Los visitantes podrán reconstruir su monumentalidad a través de unas ruinas hoy espléndidas.
Unos pavimentos de arena y grava —por si en el futuro hay más excavaciones— protegen los nuevos restos que han aparecido. Eslonza fue declarado Monumento Artístico en 1831, aunque esto no le libró de ser desmantelado. El edificio fue adquirido en 1880 por el asturiano Juan Francisco Calderón, hermano de uno de los últimos benedictinos del monasterio situado a 17 kilómetros de León.
Eslonza remonta sus orígenes a un primitivo monacato fundado por el rey García en el año 912. Las ruinas que hoy se contemplan son las del edificio proyectado en el siglo XVI por Juan de Badajoz que continuaron López de Rojas y Juan del Ribero, autor del Palacio de los Guzmanes.