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Patrimonio

La Catedral envía a la UCI dos vidrieras

Este año el presupuesto destinado a este apartado solo alcanza para restaurar dos ventanales de la nave mayor

León

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La vidriera N-XVI de la nave mayor de la Catedral de León, situada bajo el rosetón norte, será la próxima en ser rescatada. También la TRN XVI —según la nomenclatura internacional—, ubicada en el triforio. Son los primeros ventanales que llegarán al nuevo Taller de Vidrieras ubicado en la calle Dámaso Merino, que se estrenó con el gran rosetón de la fachada principal, aún en período de montaje.

La colocación de este gran ‘ojo’ está resultando más complicada de lo que se pensó inicialmente. De hecho, estaba previsto que el rosetón volviera a su emplazamiento en Navidades.

La recuperación de vitrales es una labor lenta y, sobre todo, muy costosa, lo que limita las restauraciones a dos ventanales por año. El presupuesto de ejecución de las dos vidrieras que se van a reparar ahora, según la licencia que acaba de otorgar el Ayuntamiento de León, asciende a 227.785 euros. En el expediente también consta la rehabilitación de las fábricas de los lienzos de dichos vitrales.

La empresa Esoca, que lleva a cabo desde hace años la limpieza y preservación de las vidrieras, será la encargada de restañar las heridas de estas dos cristaleras, que no se tocan desde la magna restauración que sufrió la Catedral en el siglo XIX, cuando a punto estuvo de desplomarse y ello obligó a una rehabilitación integral del edificio.

Tras descubrirse que el rosetón de la fachada principal sufrió ‘un cambiazo’ en el siglo XIX cuando fue enviado a Cataluña para su restauración, cualquier trabajo en el mejor conjunto de vidrieras medievales del mundo está en el punto de mira.

El Cabildo continúa las pesquisas para esclarecer por qué el taller de Rigalt ‘reinventó’ la que hasta ahora se creía la joya del templo gótico. Hasta es posible que el restaurador, elegido en aquella época tras descartar otros prestigiosos talleres de Europa con el fin de evitar que la gran vidriera cruzara la frontera, obrase de buena fe y siguiendo los criterios de la época. Y es que en aquella fecha apenas había maestros vidrieros. La reparación del rosetón se consideró un campo de pruebas para el resto de las vidrieras. Tampoco se sabe si Rigalt devolvió los cristales originales, probablemente fechados en el siglo XIV.

Vigilar el patrimonio

Cualquier trabajo en el meje conjunto de vidrieras medievales está en el punto de mira

Lo cierto es que el taller catalán formó a los primeros vidrieros leoneses y que la experiencia de la Catedral de León hizo que medio mundo pusiera los ojos en el llamado Taller de Vidrieras Artísticas, del que saldrían encargos para decenas de iglesias, como la catedral del Almería en 1901 o la catedral de Concepción (Chile). Asimismo, en 1908 realizó varios vitrales para la parroquia de San Marcelo.

La actual rehabilitación del rosetón la financia la Fundación Cepa, pero es una excepción. Desde hace años es la entrada que pagan los visitantes la que financia las principales obras que se llevan a cabo en el templo gótico, incluida la restauración de vidrieras.

Prestigioso restaurador

Medio mundo puso los ojos en el Taller de Vidrieras, del que saldrían decenas de encargos

El Sueño de la Luz, como se bautizó en 2005 el proyecto para reparar todas las vidrieras de la Catedral de León, no concluirá, con suerte, antes de cinco años. A un ritmo de cien metros cuadrados por año, aún faltan por restaurar cuatro de los 31 ventanales, así como los del crucero y los de la capilla de La Virgen del Camino. El año pasado se reparó el ventanal S-XV, uno de los más antiguos, del siglo XIII.

Al final, la recuperación de los 1.800 metros cuadrados de ‘cristales’ (737 piezas, tres rosetones de ocho metros de diámetro, 31 ventanales de doce metros de altura y 48 espacios de diverso tamaño) se habrá prolongado, por lo menos, durante veinte años.