La vida de Cordero del Campillo que recreó González Laiz

Caminando por su calle Covadonga, de ida o de vuelta, Miguel Cordero del Campillo parecía un hombre antiguo de otro tiempo con los ojos bien abiertos al presente. Ahí va un hombre pensando. (Hay hombres a los que se ve caminando y se aprecia que no piensan en nada.) Cordero del Campillo, sí. Pero lo bueno es que él, con un pasado espectacular, miraba a las vistas que dan al futuro de la ciencia. Aunque también hizo memoria. Y ahí el intelectual comprometido resulta de la suma de lo que fue y de su legado. Crónica de un compromiso sería su autotítulo. Y habría que sumar: intelectual, humanista, ciudano, político... Había un personaje. Eso estaba claro. Y ganas de la celebración del conocimiento. Así a Gonzalo González Laiz se le juntó el propio talento suyo como la materia prima narrativa de una gran vida.

«En 2011 yo trabajaba en el Juan del Enzina y Maxi Barthe, entonces director, preparó un homenaje a Miguel Cordero del Campillo. Puesto que además de Lengua y Literatura yo impartía Teatro, me tocó escribir y organizar una representación. A Miguel le gustó. Puede servir de recuerdo. No es muy extensa y repasa su vida de forma jocosa», explica Gonzalo González Laiz sobre cómo surgió este delicioso texto teatral. Y vaya que si sirve. Puesto que ahora, con el reciente fallecimiento del inolvidable profesor, este microteatro tiene aún más valor y de alguna forma actualiza el acierto de su autor, también crítico de cine de Diario de León.

En este texto teatral, se plantean varios apartados de la vida de Miguel Cordero del Campillo a través tanto de su infancia, la vocación y la escasez, como después en su desarrollo intelectual, académico y político, hasta convertirse en un referente clave de casi un siglo en León.