El secreto de la piedra filosofal está en la Catedral
El profesor de Historia del Arte de la ULE César García Álvarez ha localizado un conjunto «único» de símbolos alquímicos en el templo gótico leonés
La Catedral de León es la propia piedra filosofal». Es la conclusión a la que ha llegado el profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de León César Álvarez, tras haber localizado un conjunto excepcional de símbolos alquímicos en la Pulchra.
El objetivo de la alquimia era la transmutación del plomo y otros metales en oro con ayuda de la ‘piedra filosofal’, cuya búsqueda fue infatigable durante la Edad Media. En el plano espiritual, corrientes como el hermetismo o la alquimia, asumida su condición de saberes esotéricos, aspiraban a desvelar los secretos de la materia, el alma y la realidad divina.
La investigación de García Álvarez, publicada en el último número de la revista de Promonumenta, explica que aunque la presencia de iconografía alquímica es inherente a cualquier catedral gótica, el caso de León es singular y único. García Álvarez ha descubierto que en más de 40 enjutas de las capillas del ábside, de las 111 visibles actualmente, hay imágenes que pertenecen al imaginario alquímico. El profesor recuerda que alquimia y química en el siglo XIII son prácticamente lo mismo. Es especialmente llamativo el número de dragones labrados en el edificio, más de 40. Los alquimistas asociaban este animal mitológico con el mercurio, el caos y el fuego. En la Catedral aparecen representados tanto en su forma alada como áptera.
León fue un destacado centro cabalísico
A García Álvarez no le ha pasado desapercibido que León fue un destacado centro cabalístico. Los grandes alquimistas, como Nicolás Flamel —un personaje muy familiar para los lectores de la saga de Harry Potter— o Ramón Llul, estuvieron en León.
Flamel escribe en su Libro de las figuras jeroglíficas, cómo accede al conocimiento de los secretos de los filósofos gracias a que compró por dos florines un libro escrito en caracteres desconocidos y formado por 21 folios. Tras años dedicado a desentrañar el texto, Flamel emprende el Camino de Santiago. En León conocerá al alquimista Canches, un judío converso que le revela que el libro que posee es un tratado cabalístico titulado Fuego purificador (Aesch Mezareph). El alquimista leonés le dará a Flamel las claves para transcribir el texto.
García Álvarez sostiene que, en realidad, «el maestro Canches le habría enseñado a Flamel cómo elaborar el libro de los secretos de la alquimia a partir de la revelación del libro de piedra que es en realidad la propia Catedral». El profesor piensa que, en el supuesto de que el viaje de Flamel al Camino de Santiago fuera imaginario, al ubicar en León el lugar en el cual es posible descifrar el secreto de la piedra filosofal es porque la fuente iconográfica primordial para el libro habría sido la propia Catedral y, por tanto, que la verdadera piedra filosofal es la Catedral misma».
En el laboratorio de Flamel —según citas legendarias cuya fuente original no ha sido posible rastrear hasta ahora—, había extraños planos y dibujos del templo gótico leonés. El profesor de la ULE afirma que la planta de la Pulchra encierra secretos geométricos como el doble centro. García Álvarez desconoce quién fue el ‘ideólogo’ de tanta simbología alquímica en la Catedral de León. Sin duda, no fue casual, pero ignora si detrás estaría algún canónigo o un maestro constructor. Además de en las enjutas, hay símbolos alquímicos en la portada principal o en la capilla de la Virgen Blanca