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Danza

«Creía que llegaba tarde a la danza»

María Casares González, bailarina y coreógrafa, se ha abierto un camino en la danza contemporánea que da grandes frutos. Proyectos como ‘Dado’, un proceso de recreación y creación, confirman su salto.

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León

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«Yo quería bailar». Suena a cine, pero esta Billy Elliot leonesa se llama María Casares González y bailó por el arte de magia de su cuerpo y mente y porque dejó que las cosas discurrieran sin perder nunca la atención. A la Escuela de Danza de León llegó ya con la sensación de que tal vez fuera tarde: «Luego pasé al hip-hop. Me gustaba y quería seguir bailando, y estudié Magisterio en la especialidad de Educación Física», dice. Barcelona abre en ella las alas de la danza y ese es su gran paso porque ahí se topa de lleno con otro mundo, el escénico, la coreografía, la creación teórica y la práctica. «Pero siempre creía que llegaba tarde a poder dedicarme a la danza», dice, curiosamente, porque en la Salzburg Experimental Academy of Dance todo se concreta.

«Es una escuela de gran prestigio, pero una titulación privada. Pero tiene la fama porque no busca condiciones físicas o una edad. Te dicen: baila», explica, aunque también en ese sitio se estudia coreografía, técnicas de interpretación, y resulta que se mezclan disciplinas, arte, improvisación.

Hasta aquí, para los profanos en la materia, lo que Casares González hace es danza contemporánea. Tan sencillo y tan complejo. Tan visual y plástico, y una narración que requiere el esfuerzo de la atención y, después, el disfrute de la gran cultura. Ayer pasó por el Auditorio de León, y en esta ciudad tiene su base de operaciones, aunque los proyectos le salen casi siempre fuera.

Así han ido surgiendo Dado , la recreación de Diorama , Insecto ... Y hay que ir a lo conceptual para que ella explique su labor en una frase: «Organizar acciones y movimientos en el espacio y tiempo como una herramienta de pensamiento, como oportunidad de compartir reflexiones romas, sin vértices, sin soluciones». Y también quiere esto decir que cuando ella baila, hay tanto el placer de la expresión como el generar en el espectador sensaciones. El 28 de marzo juega en casa. Con El Bazar de los Diez Mil Millones, un artefacto para la experimentación junto a Cova Villegas, Ildefonso Rodríguez y otros artistas que procuran salirse de los lugares comunes. Puede que todo sea complicado de explicar. Salvo una cosa: «Sí, si le preguntan a mi madre dice que soy bailarina». Es decir, al final de la película baila y no se ha hecho tarde.