Feria de coleccionistas
El regreso de lo que no se fue
El vinilo vuelve a brillar y se convierte en objeto de deseo en ferias de coleccionistas y segunda mano Estas citas rescatan discos que serían ilocalizables
Regresa el que no se fue. Le daban por muerto aunque aún residía en muchas de las estanterías de las casas. De esta manera, el rocanrolero Ya lo ves de los ponferradinos Menta de Mario Tascón, a 10 euros. Esto es una feria de coleccionistas. Y el disco vuelve a ser el referente. Como ocurrió este fin de semana en Espacio León, donde la cita reunió a profesionales de toda España, de Asturias a Cádiz.
Lo de Menta es solo un ejemplo. Así, al alza y a la baja o hasta cantidades insospechadas, el vinilo, o sea, el disco de toda la vida, el que cohabitaba a la perfección con el casette, puede decirse que si es exagerado afirmar que está vivito y coleando al menos no está muerto. En las ferias de coleccionismo compra-venta y demas, el disco es la estrella sentimental y mitómana, fetichista y documental. Y se explica porque la mejor música que se ha hecho fue en ese soporte y concepto.
De otro grupo español de los 80, Mamá, un single rareza, que no se corresponde a sus elepés, anda por los 40 euros. Juan de Dios, jerezano que se dedicaba a las antigüedades hasta que descubrió que los vinilos volaban, asegura que es producto que mantiene su valor. «Los discos valen y hay gente que los quiere. Yo llegué a este mundo de casualidad. Aunque mi tío me había inculcado el amor por la música. Fue una casualidad y necesidad. Vengo de las antigüedades. Fui a comprar unas máquinas de coser y me dijeron: llévate los discos. Y los vendí en dos semanas. Y las máquinas, no... Así monté Discos Por Mil. Ahora he cerrado la tienda y me he quedado solo con el almacén y las ferias. Las tiendas ya no funcionan, pero de ferias puedes estar todo el año», señala este andaluz de 39 años y dos hijos, que da así una lección de viabilidad empresarial, y que en verano asienta su negocio en Chiclana.
En definitiva, es posible decir bien alto: melómanos, el vinilo no ha muerto. Y puede que si no se revitaliza a nivel de novedades, el tirón en cuanto a objeto cultural, como resumen de años dorados del rock, está fuera de toda duda.