Teatro
Els Joglars promete una obra «catártica» en León
La compañía que dirige Ramón Fontseré desembarca hoy y mañana en el Auditorio con ‘Señor Ruiseñor’, una obra que planta cara al fanatismo
Lugar: Auditorio Ciudad de León.
Hora: 21.00.
Entradas: 22 euros.
Santiago Rusiñol encontró un retiro en Aranjuez. Nombrado jardinero real por Alfonso XIII, inmortalizó los jardines de la localidad, donde la gente le llamaba Señor Ruiseñor. Els Joglars rescata la personalidad y el apodo del polifacético pintor catalán para construir una sátira sobre la situación en Cataluña y los nacionalismos. Como ya hicieron con Dalí y Josep Pla, Els Joglars vuelve a inspirarse en un catalán universal.
«Rusiñol era hijo de la burguesía catalana, un espíritu abierto y cosmopolita, un hombre de carácter renacentista, también dramaturgo y poeta, uno de los coleccionistas más importantes de Europa, quien junto a Zuloaga introduce al Greco en España», resume Ramón Fontseré, director de Els Joglars. Esa personalidad es la que le atrajo para reivindicar «el arte como patria universal, frente a las patrias identitarias. Rusiñol era un destructor de los fanatismos».
Reconoce Fontseré que Señor Ruiseño r es una sátira, pero con un fondo de amargura. «Tiene un punto de reflexión sobre la identidad y las ideologías, para quitarles los egos».
Apela el director de Els Joglars al sentido común de Rusiñol. Considera que la obra expresa una opinión pública, ideas que probablemente se le han pasado por la cabeza a la mayor parte de los espectadores. En este sentido, reconoce que la obra tiene un efecto catártico.
El público
León es muy del Els Joglars. Recuerdo haber actuado en la Plaza de Toros en 1984
«No soy profeta», contesta a la pregunta de si el tema catalán tiene algún atisbo de solución. «Hay gente más experta. Creo que va a costar mucho». En su opinión, «hay que intentar ahogar económicamente el tema y que Europa proteja a las naciones que tienen una Constitución democrática». No niega que Els Joglars se ha creado muchos enemigos en Cataluña. «Es un deber cívico. El arte debe expresar lo que le rodea. También Velázquez tenía problemas; y no digamos Artistófanes en la Atenas del siglo V a.C.». Va en la profesión. «Los cómicos hemos sido unos provocadores. En el teatro no debe haber corrección». Pese al adormecimiento que parece sufrir la sociedad, Fontseré cree que hay escritores y periodistas que dicen las verdades. «Os diré cosas amargas, pero os diré la verdad», recuerda citando a Aristófanes.
El humor parece ser la tabla de salvación en el discurso que plantea Señor Ruiseñor. «El humor sirve hasta enfrentarse a la muerte» y recuerda el caso del humorista Albert Llanas, quien antes de exhalar el último suspiro se cogió ambas manos diciéndose: ‘Adiós, señor Llanas’».
Dice Fontseré que León «es muy de Els Joglars». Recuerda haber actuado en la Plaza de Toros. Fue con la obra Teledeum, en 1984. Más recientemente, la compañía ha traído a León sus últimos montajes, Zenit (2018), una reflexión ácida sobre el periodismo voraz; y anteriormente, VIP (2015) y El coloquio de los perros (2013).
El protagonista de Señor Ruiseñor es un jardinero aquejado de reúma que hace de guía en un museo, donde acaba conociendo de cerca la obra de Rusiñol. El jardinero se enfrentará al patronato del museo cuando decide convertir la pinacoteca en un Museo de la Identidad. El humor permite a Els Joglars poner en evidencia el relato sesgado de quienes defienden una patria identitaria. El mensaje final, sin embargo, es conciliador. Porque lo que nos une es más importante que lo que nos separa. La escenografía de Anna Tusel permite al espectador meterse dentro de los cuadros de Rusiñol que se proyectan en una pantalla circular que envuelve el espacio escénico, también circular, y construir ese Museo de la Identidad en el que se desarrolla la historia.