Secuencias de un viaje genial del realismo a la abstracción
Naturalismo, realismo, impresionismo, pulsión abstracta, incluso determinando diferentes etapas, en Miguel Ángel González Febrero hay lo difícil: un lenguaje propio. Un Febrero reconocible y un artista, en cambio, no anclado a sus caladeros creativos eficaces sino dispuesto a la evolución. Inicia su formación de la mano del escultor Victor de los Ríos y posteriormente con Francisco Espinos en Madrid asiste al Círculo de Bellas Artes y expone por primera vez sus dibujos con otros compañeros de este centro en 1967. Posteriormente ingresa en 1969 en la Escuela de Bellas Arte de San Fernando, sin que llegase a terminar los estudios. «Su obra muestra desde un principio una vinculación al naturalismo y al realismo», indica Luis García, quien explica que luego alcanza términos creativos totales.