Arqueología
Drones en busca de romanos y nazis
La arquéologa leonesa Esperanza Martín buscará en el yacimiento de La Carisa un nuevo recinto en el Collado Propinde
La arqueología es una ciencia expuesta a la suerte. El yacimiento de La Carisa, que en realidad son cuatro, el más importante —el de Picu L.Lagüezos— en la vertiente leonesa de la Cordillera Cantábrica, es el ejemplo de que cuando se buscan restos romanos puede aparecer munición nazi.
La arqueóloga leonesa Esperanza Martín, que dirige desde hace años las excavaciones en este agreste enclave, ha encontrado hasta la fecha tantos restos de las legiones que combatían contra los rebeldes guerreros astures como de la Legión Cóndor y los sublevados de la Guerra Civil. Este paso entre Asturias y León alojó entre seis y ocho campamentos romanos, pero también fue un punto estratégico para combatir al Frente Norte en la contienda civil. Martín ha desenterrado numerosa cartuchería nazi, fabricada entre los años 1936 y 1939, así como armamento utilizado por el bando franquista fabricado en Palencia y Polonia.
La campaña
En los próximos días, gracias a una exigua subvención de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Villamanín de 3.000 euros, Martín volverá al yacimiento de ocho hectáreas —solo en territorio leonés—, acompañada por otros dos arqueólogos y una restauradora. Van a sondear todas las laderas con drones para tratar de averiguar por qué el Imperio Romano erigió varios recintos en este enclave. Martín explica que se trata de castra aestiva ’ campamentos que los legionarios levantaban en verano, porque en invierno la zona es prácticamente inaccesible. Pese a que reutilizaban el mismo asentamiento campaña tras campaña, resulta sorprendente que ocuparan no solo la cima del monte, sino las laderas más bajas y desprotegidas.
Con los drones tratarán de desentrañar un hallazgo que quedó pendiente en anteriores prospecciones: un nuevo recinto en la zona del Collado Propinde.
Tras aniquilar Lancia, las legiones romanas habrían avanzado hacia el último bastión de los astures, atravesando la hostil Cordillera Cantábrica, vía ya utilizada desde la Prehistoria y mejorada en el año 26 antes de Cristo por el general Publio Carisio, cuya misión era romanizar el territorio de Hispania que se resistía al Imperio Romano y, al tiempo, abrir una salida al mar.
Además de la hostilidad del terreno, a 1.800 metros de altitud, los arqueólogos han tenido que hacer frente a los estragos que originaron las tropas franquistas. Esta ocupación ‘desdibujó’ el enclave en el que dos mil años antes los romanos combatieron contra los astures. La aparición de una moneda del período 75-90 antes de Cristo demuestra que los romanos llegaron aquí antes de lo que se creía hasta ahora. Por si fuera poco, también han tenido visitas furtivas de expoliadores, que llegan con detectores de metales y excavan.
Se trata de «un campamento singular y atípico en el Imperio Romano, porque la tipología de las defensas, con cuatro fosos en lugar de uno, no responde a ningún modelo, no tiene parangón, lo que lo convierte en un unicum », según la arqueóloga.
El campamento que está en territorio leonés es el más antiguo de los tres que ocuparon los legionarios en la zona, hoy compartida por los ayuntamientos de Villamanín, Aller y Lena. Fue fortificado en varias fases entre los años 26 al 22 a. de C. Primero se asentaron en la corona del monte y después, debido a la ingente cantidad de hombres y material que desplegaron, fueron expandiéndose hacia las laderas. Las excavaciones han sacado a la luz importante armamento, desde lanzas ( pilum ) a espadas ( gladius ), depositadas en el Museo de León. También han aparecido otras piezas curiosas, como calzado de los legionarios, pero no armaduras ni cascos.