Patrimonio
Campo y Santibáñez luce ya el retablo del siglo XVI restaurado
La obra, perteneciente a la iglesia, proviene de un monasterio cercano ya desaparecido, está remozada gracias a la colaboración del pueblo Su advocación es a San Juan Bautista
Un equipo de conservación de obras de artes restaura el retablo del siglo XVI de Campo y Santíbañez. Esta pieza no fue una obra ex novo para la iglesia, sino que perteneció a otro centro religioso – posiblemente un convento o monasterio próximo a la iglesia y que desaparición con la desamortización.
La restauración de esta obra fue realizada durante un año y estuvo a cargo del carpintero Ángel Buenanueva y la restauración por Marta Eva Castellanos. Los costes de la reparación fueron sufragados por un donante anónimo.
Marta Eva Castellanos
Este monasterio estuvo ubicado en el prado de las Arenas, pero, con la desamortización de la iglesia, el templo cayó en desgracia y actualmente no quedan restos arqueológicos.
Detalle del Cristo central. RAMIRO
Posteriormente, como era costumbre en la zona, se decidió repartir el patrimonio a los enclaves eclesiásticos próximos, por lo que la iglesia de Santibáñez pudo obtener esta obra en torno al año 1900. Aunque esta pieza escultórica no fue elaborada para esta iglesia, la obra poseía una forma similar al arco del templo.
La advocación del retablo era San Juan Bautista degollado, una divinidad muy venerada en la zona y cuya fiesta es a finales de agosto. No obstante, cuando el retablo llegó a la iglesia estaba muy deteriorado, ya que muchas de sus tablas se encontraron en mal estado, por lo que fueron sustituidas. Actualmente, solo se conservan dos tablas originales que narran la vida del santo.
La restauración
Marta Eva Castellanos, encargada de la restauración de la obra, cuenta que «el problema del retablo es que cuando se sustituyeron las tablas se pusieron otras totalmente diferentes. Por ello, la continuidad y la unidad se perdió totalmente».
En las tablas nuevas, se pintó directamente sobre las madera escenas de la vida de la Virgen, una Anunciación, relatos sobre Cristo e incluso, de San Francisco.
El retablo ya restaurado de la iglesia de Campo y Santibáñez luce ya para satisfacción de sus habitantes. RAMIRO
«Cuando modificaron la obra se pinto sobre la madera, ya que eso lo hemos podido comprobar por la técnica utilizada, que es muy reciente. Sin embargo, si la función de un retablo es contar la vida de la Virgen, de Cristo o un santo, en este la línea narrativa era totalmente incoherente. En nuestra jerga, se denomina pastiche , que significa que se mezclan cosas de varias épocas y se nota porque el encaje está mal como un parche mal puesto, explica la restauradora.»
«Por ello, era importante crear una uniformidad para dar armonía al conjunto y sin que se notaran las intervenciones”, señala.
Además, el sagrario del retablo estaba íntegro, por lo que se pudo comprobar como era el conjunto en su época de creación. En esa zona, se había pintado con purpurina en 1900, aunque actualmente estaba ennegrecida, por lo que al retirarla se pudo contemplar la belleza de este tesoro.