Músicos locales
Confesiones a los 20 años
Daf Code, proyecto del leonés David Álvarez, lanza su primer disco, ‘Bloody Cab’, una mezcla de su propia historia con la idea conceptual de dos célebres prófugos: Bonnie & Clyde
Con 20 y 17 años tienen relato. David Álvarez, como Daf Code, es quien encabeza este suceso musical (por ejemplo: más de 10.000 visualizaciones en Youtube) junto a Tony Cobb, un productor explosivo que es el menor del tándem. Música urbana pasada por el tamiz pop que lleva a los hits actuales (Rosalía sería el exponente gigantesco, o Beret, también a gran escala) y que a su modesto nivel y a base de marketing casero supera los miles de visitas en el resto de sus redes sociales.
Es Envenená , una canción que merece la pena ser escuchada aunque solo sea para conocer un producto, como ellos presumen: «Cien por cien, made in León».
O para que el oyente que no se prodigue en estilos de este tipo, que pertenecen a generaciones de adolescentes y aledaños, sepa algo más de cómo se las gastan, a medio camino entre la melancolía juvenil y la rebeldía con o sin causa.
Música actual
Pero lo que ocurre es lo dicho antes: que tienen relato. Y Álvarez lanza pasado mañana un disco en el que además de este su primer hit hila narrativamente diez canciones que tienen algo de personal, algo de confesión y mucho de desamor. Y lo junta todo como relato paralelo a una historia a lo Bonnie & Clyde, que es la gracia para que los pasados de estas modas actuales, o anclados en idearios más cercanos al rock, no tengan más remedio que mostrar su simpatía ante este disco titulado Bloody Cab .
Portada de ‘Bloody Cab’, primer disco de Daf Code. DL
David Álvarez es un interlocutor amable al que apetece hacerle preguntas. Con la voz tímida que se han adjudicado los jóvenes de ahora como interlocución, hasta se sorprende cuando se le dice: ¿Y por qué necesitabas hacer canciones o contar lo que sentías? «Pues es buena pregunta porque no la sé ni yo. Puede que haya algo dentro de mi... En alguna canción digo alguna cosa sobre ello. Pero bueno siempre me ha gustado la música desde pequeño. Iba al conservatorio y tocaba el oboe. Supongo que al final tiraría por ahí y mezclaría el hecho de rapear con mis amigos en la calle, a acabar tomándome muy en serio la música», dice, y se define así con naturalidad.
Y ya con vocación más comercial, el músico leonés explica que «en las canciones se juntan ritmos de pop, rock y trap, un estilo que quiere ser innovador con la idea de consolidarme como artista y dar un paso más», relata, además de asegurar su compromiso como músico en evolución.
«Se trata de un disco de sad trap conceptual. El arte, fotografía y diseño del mismo, además de la letra y la voz tienen el sentido de formar parte de la misma historia», afirma el joven leonés. «Nada es coincidencia en Bloody Cab», remata. «También quiero nombrar Ignacio Fernández, de CoudeStudios, que me mezcla los temas y que en definitiva también es del equipo de arte de León) y se encarga del master y el mixing», recuerda detallista David Álvarez.