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Patrimonio

Aparece el castillo perdido del Curueño

APENAS HABÍA RESTOS VISIBLES del castillo de Santa Colomba de Curueño. Una maraña de vegetación ocultaba una fabulosa fortificación del siglo IX. La limpieza del recinto ha sacado a la luz más restos de los previstos. Ahora falta por averiguar qué oculta en su interior.

León

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«Es un descubrimiento extraordinario», según Basilio Martínez, alcalde de Santa Colomba de Curueño, emocionado con los vestigios que han aparecido del ‘perdido’ castillo de San Salvador. «Solo se veían cuatro piedras». Al principio era imposible aventurar la magnitud de un edificio que contó con seis torres.

Se trata de una fortaleza templaria muy bien documentada pero que ha permanecido oculta y, tal vez a salvo, gracias a la espesa maleza que lo engullía. La limpieza del entorno, gracias a un convenio con la Diputación, que ha aportado 180.000 euros, a los que se suman los 20.000 del ayuntamiento, ha permitido sacar a la luz importantes vestigios, como un gran aljibe.

La planta de la fortificación ya es visible, así como tramos del sistema defensivo —un muro de tierra, reforzado con una pared de piedra—. Ahora es preciso consolidar los restos. El paso siguiente será llevar a cabo una investigación sobre los orígenes y los distintos momentos constructivos del que puede ser uno de los castillos más antiguos de León. La entrada a la fortaleza también ha sido toda una sorpresa, porque se creía ubicada en otro extremo.

Se sabe que esta construcción medieval daba protección a vecinos y peregrinos que circulaban por estas rutas menores de la antigua calzada romana.

Su emplazamiento estratégico le permitía, como explica el proyecto de rehabilitación diseñado por el arquitecto Ricardo García Alonso, «establecer señales de humo con el castillo de Aviados, que, a su vez, lo hacía con el de Peña Morquera, y éste con el de Montuerto, y así sucesivamente, estableciendo todo un entramado defensivo y de vigilancia, absolutamente necesario para las estrategias militares».

Bastión templario

Es posible que todos estos castillos se erigieran ocupando antiguos castros, en la margen izquierda del río Curueño. El de Santa Colomba de Curueño corrió la misma suerte que el resto de los castillos medievales de la zona, abandonado y sin uso desde el siglo XIV o XV. Desde entonces los estragos del tiempo han ido liquidando una construcción defensiva documentada desde el año 951. El archivo de la Catedral de León preserva un documento de ese año en el que Ordoño III cede el castillo a la iglesia y a su obispo don Gonzalo. El 13 de octubre del año 999, el rey Alfonso V de León y su madre Elvira donan al obispo Froilán de León el castillo de San Salvador de Curueño. Alfonso VII donará la fortificación a la iglesia de Santa María de Regla de León y a su obispo Arias. En los siglos XII y XIII los templaron recibieron el castillo como sede de sus operaciones de vigilancia y protección de pueblos y peregrinos del Camino de Santiago.

La rehabilitación del castillo también ha incluido a la cercana ermita de Santa Ana, donde quedan restos de una edificación precedente, que podrían corresponder a la original capilla del castillo. La ermita de Santa Ana, erigida en el siglo XVI, ‘colonizó’ parte de la estructura del castillo.

«Todavía hay mucho que investigar, para averiguar qué hay dentro», afirma el alcalde, quien aspira a que el castillo sea una oportunidad para una comarca maltratada por la despoblación y, pese a estar a solo 30 kilómetros de la capital leonesa, una ‘zona gris’ en telefonía y televisión. «La gente no ha podido aquí teletrabajar. Llevamos 20 años luchando por la cobertura telefónica», lamenta.