Fallece el escritor
El último viaje de Javier Reverte
Recorrió los cinco continentes para posar en ellos su mirada humanista
Presumía de haber pisado los cinco continentes, pero Javier Reverte eligió para su último viaje Madrid, la ciudad que lo había visto nacer hace 76 años. El escritor y periodista, hermano del también escritor Jorge Martínez Reverte, falleció ayer, según informó su familia.
Nacido en 1944, en plena posguerra, a Reverte, que había estudiado Periodismo y Filosofía, pronto se le quedó pequeño su país. En 1971 se fue de corresponsal a Londres y de ahí saltó a París y luego a Lisboa, además de contar, como enviado especial, conflictos bélicos en todo el mundo. Ocupó todos los puestos que se pueden ocupar en el periodismo, fue articulista, cronista, redactor-jefe, reportero del programa de TVE En Portada y subdirector del diario Pueblo, y codirigió un premiado cortometraje, Carta a Sasha, sobre los campamentos saharauis de Tinduf, pero a partir de los años 80, la literatura de viajes lo atrapó para siempre.
Mochilero antes de que la palabra se pusiera de moda, la lista de los lugares a los que llegó Reverte es interminable: las fuentes de los dos Nilos, las llanuras africanas, Nicaragua, Guatemala y Honduras, Turquía y Egipto, Etiopía, Alaska, Canadá, Irlanda... Y no sólo por tierra: cruzó el Atlántico dos veces, navegó por el Indico y el Pacífico, atravesó el canal de Panamá, descendió el Amazonas completo.
Siguió los pasos de Homero, en la Grecia clásica, de Jack London, remando en el río Yukón, y de Mark Twain, en el Missisippi. Pocos rincones en el mundo quedaron sin que Reverte posara en ellos su mirada humanista y tierna. Sus libros no eran meras guías de monumentos que visitar a toda prisa. Al contrario: estaban llenos de vida, con personajes que se asomaban para mostrar el alma del lugar, con eruditas citas históricas que servían al lector para empaparse, casi literalmente cuando hablaba del mar, de todo lo que hacía falta saber para pasar de viajero a turista. Trilogía de Centroamérica, Trilogía de Africa, El río de la desolación, sobre un penoso viaje por el Amazonas en el que sufrió de malaria, En mares salvajes. Un viaje al Artico, Una historia africana y Canta Irlanda fueron algunas de sus obras.
La ciudad más cursi
En los últimos años, publicó New York, New York... (2016), Confines (2018) y su último libro, Suite italiana (2020). No le hacía ascos a ningún lugar, salvo, quizá, a Viena. «La ciudad que menos me gusta del mundo es Viena, es como un pastel, es cursi, hace mucho frío y la gente es antipática. No me interesa nada. De Viena no escribiré nunca una línea». Reconocía Reverte que todos los países eran indescifrables, pero uno le resultaba especialmente difícil: el suyo. «España es incomprensible. No sabría qué decir. Toda una generación, la del 98, quiso entender cómo era España, y no lo logró. ¡Cómo voy a poder conseguirlo yo!», aseguraba.
No se consideraba un luchador ni un valiente («yo, cuando veo un peligro, soy como todos, huyo»), pero en sus últimos años, emprendió una batalla contra la Seguridad Social para poder compatibilizar una pensión de jubilación con los derechos de autor, una reivindicación de los creadores. En 2015 la Seguridad Social le impuso una multa de 120.000 euros, le retiró la pensión y le exigió la devolución de 30.000 euros percibidos como prestación, pero en 2019, un juez de lo social dio la razón al escritor y obligó a la administración a devolverle 150.000 euros.