Eutherpe
El trastero que ya es museo de la música
Más de 2.500 jóvenes han dado recitales en Eutherpe, un trastero habilitado en el Colegio del Sagrado Corazón en 1999 como sala de conciertos. Las fotos de los intérpretes, recopiladas desde hace doce años, la convierten también en un museo de la música, con una pared reservada para los grandes maestros.
La gran pianista de origen ruso Zoya Shuhatovich, apodada ‘La divina’, que ha tocado para el presidente Bill Clinton y también para la familia real española, quería averiguar cómo era la Sala Eutherpe. Esta intérprete afincada en Estados Unidos y una habitual en los jurados de premios internacionales, tenía curiosidad por la sala de conciertos leonesa porque con frecuencia figuraba en el currículum de numerosos jóvenes músicos.
En una de sus giras por España, Shuhatovich pidió dar un concierto en Eutherpe. La imagen de su recital hoy ocupa un lugar de honor en la pared de la sala que hoy está reservada a los maestros, junto a las de Alicia de Larrocha, Teresa Berganza, Bruno Aprea, Andrea Turini, Joaquín Soriano, Joaquín Achúcarro, Oana Radulescu, Amancio Prada, Jacques Rouvier, Oxana Yablonsky, Michel Berof, Josep Colom o Paul Badura-Skoda. Una lista de ‘primeros espadas’ de la música que han tocado en Eutherpe y han transmitido sus conocimientos a las nuevas generaciones.
Todo comenzó en un trastero. Margarita Morais —hoy presidenta de la Fundación Eutherpe— tuvo la idea de habilitar una sala para dar una oportunidad a los jóvenes que iniciaban su carrera musical. El primer concierto, habitualmente, es el más difícil. Así que Morais creó un espacio bautizado con el nombre de la musa griega de la música, Eutherpe.
Galería de ilustres
Raquel Chamorro diseñó la transformación en ‘Auditorio’ de una estancia utilizada como trastero en el Colegio del Sagrado Corazón de León en 1999. La sala cuenta con 120 butacas y un piano de cola Yamaha C-7 «que siempre está bien afinado». Este escenario ha albergado más de 2.500 conciertos, entre recitales de piano, canto y música de cámara en todas sus versiones. Han pasado por ella jóvenes intérpretes procedentes de 46 países. «Solo les pedimos tres requisitos: una foto, su currículum y el programa que van a interpretar», cuenta Morais.
Al principio era ella quien sacaba fotos de los recitales. Hasta que un día «pesqué en Facebook a María Díez, una asidua a los conciertos, que hacía espléndidas fotografías». «Quería que los intérpretes tuvieran el recuerdo de haber estado en la sala». Así que le pidió a María Díez que se encargara de fotografiar a todos los concertistas. Fue así como hace doce años comenzó la colección de Eutherpe. «Ya hemos llenado la sala de fotos y ahora estamos ocupando la escalera», dice Morais.
La virtualidad de este ‘Museo Eutherpe de la Fotografía’ es que los artistas no posan, sino que detrás de cada retrato está la historia de un concierto. «Mantenemos el contacto con casi todos los que han pasado por la sala», explica Morais. «Les quiero a todos», dice.
Hace dos años las imágenes de Eutherpe desembarcaron en Pallarés. La exposición titulada Cuando miro la música, permitió mostrar el talento de María Díez, fotógrafa aficionada que ha retratado la historia de Eutherpe. El Museo de León albergó 50 imágenes, arropadas por una decena de conciertos, con las que se publicó un libro, diseñado por Ángel Corrochano.
Las fotografías, según Morais, «son una muestra de la música viva hecha imagen, captada en un momento mágico en el que los ojos, la cámara y los dedos de los sueños, avivan las emociones y llegan a rozar el alma del intérprete. Es un importante reportaje a los músicos que refleja la imagen de los artistas durante el concierto, a la vez que deja un rico y valioso testimonio en la Fundación Eutherpe».
La historia de la sala y de la fundación ha sido intensa. Eutherpe tiene su ‘extensión’ en Valencia, ha creado la Joven Orquesta de León (JOL), ha estrenado una ópera — La casa imaginaria , de Gustavo Díaz-Jerez—, ha puesto en marcha el proyecto Musae, para llenar de música los museos estatales y organiza anualmente los ciclos de jóvenes maestros internacionales o los cursos de dirección de orquesta y piano que imparten los grandes maestros Bruno Aprea y Joaquín Soriano. Toda esa historia está contada en imágenes en la Sala Eutherpe.