Diario de León

II Jornadas de Arte Románico

San Isidoro: testigo eterno

La Basílica leonesa es reivindicada en las II Jornadas de Arte Románico y considerada obra maestra que atesora como relato las aspiraciones de la época

El Panteón de los Reyes de San Isidoro es uno de los valores destacados de la Basílica. J. F. SALVADORES

León

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San Isidoro es una lectura visual o un inventario de la época, con tesoros que son el relato del poder de otro tiempo. Eso sí, hay que partir de su categoría de obra maestra del Románico hispano. Las II Jornadas de Arte Románico, que organiza la la Fundación Santa María la Real, con la colaboración del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, abordaron ese valor conjunto como testigo y monumento, con su valor religioso, artístico e histórico. Y, de alguna forma, se dijo, con un hilo conductor por el que a través de sus tesoros se puede entender la época, sus protagonistas, los intereses y las circunstancias que marcaron el periodo histórico.

Tras una primera sesión dedicada a la catedral de Jaca y San Salvador de Leire, la jornada de ayer se centró en San Isidoro de León y el templo palentino de San Martín de Frómista. Las jornadas finalizan hoy con sendas ponencias sobre el claustro de la catedral de Tarragona y el castillo de Loarre. En definitiva, en su conjunto y en este completo panorama ofrecido por el ciclo sobre la importancia del Románico, San Isidoro destacó como referente indiscutible.

En la primera ponencia, la investigadora del CSIC Therese Martin analizó «el espléndido tesoro de San Isidoro de León, que cuenta con auténticos objetos de lujo de marfil, oro, plata y seda de los siglos X al XII. Por su variedad y riqueza, esta colección brinda una oportunidad singular para la investigación multidisciplinar sobre los tesoros hispanos en época románica», explicó.

Valor en la actualidad
Pocos tesoros de la Edad Media han llegado en un estado casi intacto como ocurre en San Isidoro

Según añadió Martin, más que un cúmulo de piezas fruto del azar, la creación de un tesoro es «un testigo material que desvela los intereses, las posibilidades y las aspiraciones de quiénes lo establecieron». Para los monarcas y su parentela, los tesoros podían funcionar como una fuente de obsequios para los aliados, como posesiones de prestigio «para ostentación ante un público de élite» o como reservas financieras que se podían despiezar en tiempos de necesidad.

La investigadora también destacó que pocos tesoros de la Península ibérica pertenecientes a la Plena Edad Media han llegado a nuestros días en un estado casi intacto, como en este caso; y ha revelado que, según las inscripciones, las responsables de la colección isidoriana fueron sobre todo las reinas e infantas de León, «desde la reina Sancha a mediados del siglo XI hasta su bisnieta tocaya hacia 1150».

Por su parte, el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, José Luis Senra Gabriel y Galán, abordó otras de las joyas románicas de Castilla y León: la iglesia monástica de San Martín de Frómista, «uno de los edificios más mediáticos del románico español», que siempre se ha movido «entre los más encendidos entusiasmos y la crítica».

Las jornadas finalizan hoy con las intervenciones de Gerardo Boto Varela  y Marta Poza Yagüe, profesores de la Universidad de Girona y la Complutense, respectivamente. El primero se centrará en el proceso constructivo e hitos visuales del claustro de la catedral de Tarragona; mientras que la segunda hará un repaso de las fases del conjunto religioso-militar de Loarre.

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