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Talento multiplicado por dos

De Veguellina de Órbigo a ‘Juego de Tronos’

Las hermanas gemelas Verónica y Beatriz Llaneza Mielgo, exitosas actrices de doblaje, lanzan al alimón su primer libro

Las hermanas Beatriz y Verónica Llaneza Mielgo coinciden en su profesión como actrices de doblaje y sacan libro. BENITO ORDÓÑEZ

León

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Esta es una historia de talento multiplicado por dos. La de las hermanas Verónica y Beatriz Llaneza Mielgo. Gemelas. Que resulta que sacan libro, pero cada uno el suyo. Que una es actriz de doblaje y la otra también. Pero no hay interferencias en esta vida en paralelo, puesto que la armonía se resume en estas respuestas que están dichas a dos voces. Si tiene que ser es el libro de Beatriz. Mientras que Sky Rider. El mar de nubes es el de Verónica. Ambas se embarcan así en una aventura literaria que se suma a la audacia que demuestran tanto dedicándose a la interpretación como a, ya hace años, haberse arriesgado a poner tierra de por medio desde León y afincarse en Madrid. Algo así, en un resumen arriesgado, de Veguellina de Órbigo, su lugar de origen, a Juego de Tronos , en esa Lyanna Mormont a la que puso voz Verónica Llaneza.

Siendo gemelas todo lleva a pensar que alguna de las dos encendería esta llama literaria. Pero comienzan las coincidencias. Así, la propia Verónica en este caso afirma: «Pues diría que despertó en ambas a la vez. Por ejemplo, recuerdo que cuando íbamos al colegio nos aficionamos mucho a una saga de libros de una chica llamada Ámbar Dorado y las dos empezamos a escribir nuestra propia historia del personaje… Si tuviese que decir a nivel individual un momento que marcó mi pasión por escribir fue cuando gané un concurso de escritura en el instituto, o en tercero de la ESO cuando mi profesor de plástica me dijo ‘te invito a que escribas’ al leer un relato que le entregué. Esas fueron dos ocasiones que se me quedaron grabadas en la memoria y me plantearon dedicarme a la escritura en el futuro», relata.

Tiempos infantiles

Así dan un paso que previamente consiste en la actividad propia de dos niñas, aunque siempre inclinadas hacia una faceta artística. Puesto que en su casa nunca faltaron libros, comics, pinturas… Horas del día dibujando y leyendo. Y, cómo no, igual que cualquier joven, la interrupción de esas sanas actividades por la aparición de las consolas.

En cuanto al doblaje sí que se puede hablar de un flechazo simultáneo: «Nos enamoramos del doblaje a los 13 años, y llevábamos deseando mudarnos a Madrid desde los 16, pero cuando llegó el momento no me lo terminé de creer hasta que, tras pasar el día con nuestros padres en el piso que habíamos alquilado, ellos se fueron y nosotras nos quedamos allí. En ese momento por fin me di cuenta del cambio que suponía, pero estaba tan entusiasmada ante la idea de empezar nuestra formación en doblaje (en la Escuela de Doblaje de Madrid, dirigida por Lorenzo Beteta) que sin duda sabía que, aunque al principio estaba un poco triste, valdría la pena», cuenta Beatriz Llaneza.

La mirada leonesa sí que requiere una postura unánime en la que ambas aseguran que «lo que más nos gusta de volver a León es ver a la familia, las mascotas, nuestros amigos y el aire fresco. La distancia hace apreciar las cosas que antes dábamos por sentado mucho más, como, simplemente, pasear delante de la Catedral», afirman.

Y vuelta a los libros, Beatriz y Verónica esperan que quien los lea se encuentren con el resultado del sueño de una vida, en este caso, dos.

Pero hablando de sueños, la sensación que transmiten estas dos leonesas es la de estar aprovechando en plena realidad su pasión interpretativa, lo que también se acerca al sueño mitómano de conocer a las estrellas. «Siempre es un sueño conocer a las actrices y los actores a los que has crecido admirando y que hoy en día tenemos la suerte de poder llamar compañeros. Dicen que cualquier persona que quiera ser actor tiene que estar un poco loca y creo que eso es algo que tenemos (en mayor o menor medida) todos en común», afirman. Y más en concreto, Verónica Llaneza añade que «a mi desde luego me alegra el día cada vez que entro a un estudio y me cruzo con ellos y siento a mi niña interior dando botes de entusiasmo, intento ser profesional y que no se me note…. pero no siempre lo consigo», comenta con humor.

Otros terrenos artísticos

Puede que esta aventura en la que están triunfando, algún día se amplíe dando el salto a otros terrenos artísticos y se conviertan en personajes conocidos también por su imagen. Es decir, pasar de actrices de doblaje a actrices de escena. Sería un paso más en su trayectoria en el mundo de la interpretación. Y tendría, eso sí, los ingredientes de un bagaje que poco a poco va siendo amplio en diferentes terrenos artísticos. Sobre si sienten esta tentación, Verónica se lanza a valorarlo: «Ser actriz de imagen es sin duda algo que me gustaría lograr en el futuro. Creo que supondría un reto, pero siempre he disfrutado muchísimo viendo el making off de las películas y las series. El recuerdo de ver con mi hermana videos así es uno de los más valiosos que tengo, porque las dos compartimos ese entusiasmo y creo que es algo maravilloso. Si me llegas a hacer esta pregunta hace unos años tal vez te habría dicho que me sentía algo ansiosa por no haber dado el paso todavía, porque los papeles femeninos eran algo limitados, sobre todo al llegar a cierta edad, pero hoy en día pienso que cada vez hay más variedad y cabida para roles femeninos en películas, series, videojuegos… Por lo que si me lo planteo, verdaderamente lo que siento es ilusión y entusiasmo al respecto», asegura.

Pero ahora que ni soñar es gratis, se puede concluir con un plan que proponen algo más pragmático para una tarde noche en León: «El mejor plan posible sería película, más videojuego, más manta y palomitas. Siempre hemos sido muy hogareñas. Pero después de todo este año valoramos muchísimo más la posibilidad de salir a dar una vuelta», advierten.