El Emperador, el ministro, el alcalde y la parte contratante

A las 13.45 José Manuel Rodríguez Uribes y José Antonio Diez se vieron las caras por ordenador. La videoconferencia sobre el Teatro Emperador debió resultar tan insulsa que el Ministerio de Cultura declinó cualquier declaración y remitió al Ayuntamiento de León. El alcalde no supo decir otra cosa que habían acordado un próximo encuentro, pero esta vez acompañados por técnicos de ambas administraciones.

Sobre la predisposición de Uribes a resolver la situación de un edificio propiedad de su ministerio, por el pagó 4,5 millones de euros y que lleva cerrado catorce años, Diez dijo simplemente: «El edificio es suyo, ellos sabrán qué quieren hacer». El hecho de que ambos políticos militen en las filas del PSOE no parece ser garantía de que el caso se resuelva en esta complicada legislatura, en la que la pandemia ha dejado herido de muerte el sector cultural.

Una horas más tarde, el equipo de prensa del alcalde envió una nota más ‘literaria’ que las declaraciones iniciales que el alcalde hizo a este periódico.

«Se estudiarán posibilidades y alternativas para recuperar el Teatro Emperador después del olvido que ha sufrido en los años previos que llevó, en el año 2014, a la inclusión en una subasta de bienes públicos», según el gabinete de prensa, en alusión a la decisión del Gobierno de Rajoy de vender el teatro, que finalmente no encontró ningún comprador, pese a que se rebajó dos veces el precio de salida, por debajo de lo que costó su adquisición.

Según el mismo comunicado, el ministro de Cultura estaría dispuesto a estudiar proyectos de recuperación del edificio y la reanudación de la actividad en el Emperador. «El ministro se comprometió a visitar León y lo hará cuando sea posible», añaden.

Diseñado por los arquitectos Manuel y Gonzalo de Cárdenas y Francisco J. Sanz sin escatimar lujos, el Emperador, con capacidad para 1.300 espectadores, alzó el telón el 22 de septiembre de 1951 con la revista Sueños de Viena, de la Gran Compañía de Kaps y Johan los Vieneses. Así arrancaba la fascinante historia de un teatro que durante décadas fue uno de los mejores de España.

El teatro debe su nombre al monarca Alfonso VII, coronado emperador por las Cortes de León, tras una votación popular organizada por la emisora Radio León. Tres presidentes del Gobierno y siete ministros de Cultura han sido incapaces de reabrir este edificio, que bajó el telón en octubre de 2006 con la proyección de la película Cinema Paradiso.

La compra del Emperador por Cultura, lejos de reflotar el edificio, supuso su ocaso. En la etapa de Zapatero como presidente del Gobierno quiso convertir el Emperador en sede del Centro de las Músicas Históricas, cuya programación ha nutrido al Auditorio durante todo este tiempo. Muchas de las estancias del Emperador no han sido tocadas desde 1951 y el gallinero se cerró, por problemas de seguridad, mucho antes que el teatro.

Baúles, proyectores y hasta un piano se amontonan por todo el edificio, mientras ninguna administración parece dispuesta a sufragar la reforma interior, pese a que el estudio de arquitectura del conocido dibujante Peridis tiene hecho el proyecto desde hace nueve años.

Recogida de firmas

El estudiante leonés Francisco Flecha ha puesto en marcha a través de la plataforma change.org la recogida de firmas para reabrir los teatros Emperador y Trianón, cerrado en 1986 y reconvertido en discoteca primero y en sala de juegos infantiles después. «El Emperador y el Trianón no pueden dejarse morir mientras se pintan de verde los asfaltos y de violeta los bordillos de las mismas avenidas de siempre. La sociedad leonesa está en su derecho de exigir, defender y reivindicar su patrimonio cultural e histórico», alega Flecha en su petición.

Videoconferencia entre el alcalde y el ministro. DL