Patrimonio musical
La Biblioteca Nacional blinda el cancionero leonés
Ek ingente patrimonio musicalL recopilado por Miguel Manzano, que incluye alrededor de 3.000 canciones populares leonesas, ya está a salvo. El músico y compositor depositó su legado y el de Felipe Magdaleno hace cuatro años en la Biblioteca Nacional, que acaba de digitalizarlo.
Miguel Manzano ha llevado una doble vida. Su biografía es una pura contradicción. Compositor de música sacra, ha sido el gran recopilador del cancionero leonés, cura antes que padre de familia, defensor del mundo rural y al tiempo célebre por los Salmos para el pueblo, que revolucionaron la música de la liturgia de la Iglesia y que hoy se interpretan en todo el mundo —con temas como Que alegría cuando me dijeron o Mi alma espera en el señor— , su legado está ya a salvo. El investigador y etnomusicólogo nacido hace 86 años en Villamor de Cadozos donó hace cuatro años sus fondos a la Biblioteca Nacional de España (BNE), que durante este tiempo ha tenido la ardua labor de digitalizar un ingente archivo sonoro compuesto por más de 10.500 documentos, incluidas cintas de casetes, con músicas de la tradición oral, procedentes, sobre todo, de León (más de 3.000 piezas), Burgos y Zamora. Un fondo ahora al alcance del público a través de la web de la BNE.
Manzano, catedrático de etnomusicología en el Conservatorio Superior de Salamanca, desarrolló una intensa labor de campo entre los años 1970 y 1996 por estas tres provincias, recogiendo tonadas, canciones de ronda, de trabajo, de boda o de oficios directamente de sus intérpretes y narradores. Gracias a él se conserva este patrimonio inmaterial, plasmado en los cancioneros, que reúnen un repertorio musical desaparecido.
Digitalizado
Sobre la base de esas grabaciones sonoras fueron transcritas, en lenguaje musical, las partituras que llenan las páginas de los cancioneros publicados de esas tres provincias. En lo que respecta a León, «recorrió toda la provincia» de este a oeste y de norte a sur para elaborar el Cancionero leonés, una de sus obras más celebradas, y que ahora puede consultarse también en el Hostal de San Marcos, donde hace días el Instituto Leonés de Cultura lo depositó junto a más de 500 libros de autores y temas leoneses para equipar la nueva biblioteca del parador. Seis volúmenes con miles de jotas, romances, tonadas, cantares...
El legado de Felipe Magdaleno
Manzano empezó a recopilar el cancionero leonés con Ángel Barja, que falleció al poco tiempo. También forma parte de la donación a la BNE el legado de Felipe Magdaleno, que reúne los documentos acumulados por el fundador y director de la Coral Isidoriana. Después de su fallecimiento, y una vez concluida la publicación del Cancionero leonés (1991), el archivo de Magdaleno fue puesto a disposición de Miguel Manzano por el canónigo de San Isidoro Teodomiro Álvarez, con el fin de que algún día pudiese ser transcrito y publicado. A propósito del legado de Felipe Magdaleno, según explicó en su momento Manzano: «No se trata de unas cuantas canciones grabadas al azar o de forma esporádica», sino un corpus amplio y de gran interés, con quince canciones editadas, 246 canciones grabadas y 900 documentos sin publicar. Magdaleno, fallecido en 1984 a la temprana edad de 54 años, recorrió muchos pueblos, aldeas, villas y lugares, rastreando las raíces más antiguas del patrimonio sonoro leonés.
«Que la BNE conserve, digitalice y difunda este tipo de archivos es fundamental. La urgencia de preservar los contenidos de estos soportes sonoros es prioritaria, ya que la degradación de estos documentos puede dejarnos huérfanos de un vasto patrimonio que solo se inició hace poco más de un siglo», explica la web de la propia biblioteca
Contó en cierta ocasión el que fuera presidente de la Diputación Alberto Pérez Ruiz la complicada labor de Manzano de recopilar canciones ‘in situ’ y que él mismo había tenido que apaciguar un rebaño para que la pastora pudiera cantar sus temas al musicólogo.