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Espléndida tarde de rejones con toros muy complicados en la vigésimo segunda corrida de San Isidro

La consagración de Cartagena

Publicado por
Barquerito - MADRID.
León

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Andy Cartagena toreó mejor que nunca en Madrid. Sólo el desacierto con la espada le privó de un triunfo sonado. Una tarde de consagración. De menos a más la faena de Luis Domecq con un primer toro espectacular por su brío y su galope. Toro despabilado ya de salida. Tan pronto, agresivo y codicioso que Luis tuvo que ponerle hasta tres rejones de castigo. Toreo del serio en banderillas. Sin adornos ni carreras, con la sola verdad de los embroques ajustados y las clavadas arriba, en los medios y al estribo. Luego, a dos manos, montado en Lince, el caballo más lucido de su cuadra, Luis calentó. El toro, tan exigente por bravo, rodó sin puntilla y Luis se adornó pie a tierra en desplantes singulares. Reservón, sin fijeza y muy incierto, el cuarto toro fue, para el toreo a caballo, un saco de problemas. No todos lo percibieron. Luis Domecq marró mucho con los rejones de castigo y en banderillas, dejó que toreara mucho la gente de a pie, se puso prudente con sus caballos nuevos y evitó cualquier compromiso. El primero de los dos toros de Andy Cartagena se dolió en los rejones de castigo, buscó tablas a la carrera, se distrajo y estuvo en un tris de aconcharse. Noble, pero tardo y reservón no fue fácil de torear. Ni clavarle ni sacarlo de querencia, pero Andy resolvió con notable madurez, nuchos recursos y torería de fondo. Toreando con la bandera en el primer tercio, llegándole mucho en su terreno, apostando con paciencia y arriesgando. Faena de torero bueno. Le respondió como un reloj la cuadra: templado el tordo Brujo de salida; pródigo en piruetas y violines, espectacular en banderillas Guitarra, que es la joya de la cuadra; valentísimo el bayo Quito en los ataques de caras y al pitón contrario. El rejón de muerte cayó muy bajo. De esta versión de torero de fondo de Andy hubo nueva edición magnificada en el quinto, que, aunque no llegó a meter abajo la cara nunca, sí se empleó. Toro hecho, desengañado y templado por Andy. Faena muy redonda. Por la elección de terrenos y distancias, por la manera de cambiar e improvisar sobre la marcha, por la variedad de aires y suertes. Y con tres caballos en acción sumamente valerosos: el anglo francés François, el tordo Esfuerzo en tarde espléndida y el lusitano Galopea, con el que clavó a dos manos unas banderillas sensacionales. Con la plaza volcada, el rejón de muerte no entró hasta el tercer viaje. Voló el premio. Quedará el recuerdo de la faena, la mejor de la feria. El tercero de corrida fue bravo y en el tercio de castigo le pesó mucho a Sergio Galán, que montó a un muy hermoso tordo árabe de nombre Arabesco. Errores de clavada que, sin embargo, no contaron. En banderillas, y con el bayo Montoliu, Galán le encontró al toro poco a poco el aire y el sitio. De menos a más en todo. Mucho más seguro delante del sexto, gigantesco toro de Flores Tassara, que midió mucho y pegó al principio arreones. Con el tordo Pedrés y en banderillas, Sergio se la jugó, corrió demasiados riesgos. Y con el castaño Cisneros logró, cerrando faena de menos a más, cosas brillantes: cites en aires, embroques ceñidos, clavadas arriba y al estribo, salidas templadas.