El cineasta se mostró «encantado» con el galardón y confirmó que en octubre estará en Oviedo para recogerlo
Woody Allen, el rey del psicoanálisis, Príncipe de Asturias de las Artes
El cineasta estadounidense, Woody Allen, obtuvo ayer el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2002 otorgado por «su gran talento creador y su trabajo como escritor, guionista, actor y director cinematográfico, expresado en las 32 películas que lleva realizadas hasta este momento», que «han hecho de él un hombre clave en el último tercio de la historia del cine», según del jurado presidido por José Lladó. Allan Konigsberg, verdadero nombre de Woody Allen, se mostró «encantado y agradecido» nada más conocer en Londres, donde está rodando una nueva película, la concesión del Príncipe de Asturias de las Artes. Confirmó que el próximo mes de octubre estará en Oviedo para recogerlo personalmente, lo cual no deja de ser singular, dado que será la primera vez que acuda personalmente a recoger un premio si se exceptúa la última gala de los Óscar, en la que recogió una estatuilla que le fue concedida por toda su larga trayectoria cinematográfica, si bien en aquella ocasión asistió por motivos más relacionados con los atentados del 11 de septiembre. El Príncipe de Asturias de las Artes 2002 le fue concedido por mayoría, por un jurado al que le fue presentada la candidatura de Allen por el cineasta Gonzalo Suárez y la catedrática de la Facultad de Filología de la Universidad de Barcelona, Rosa Navarro Durán. El fallo del jurado destacó de Woody Allen «su ejemplar independencia y su agudo sentido crítico», que «le perfilan como un ciudadano del mundo anclado en Nueva York» y añade que «toda su obra goza de un estilo propio y su experimentación en todos los géneros, desde el cine negro hasta el musical, pasando por la tragedia griega y la reinvención de la comedia, ha contribuido al desarrollo del sétimo arte». Otro de los aspectos que los miembros del jurado han considerado relevantes es «su irónica sensibilidad», que «ha establecido un puente de unión entre las cinematografías americana y europea, en beneficio de ambas». Woody Allen se alzó con el premio entre las 43 candidaturas de 18 países diferentes que habían sido inicialmente presentadas. No es la primera vez que el Príncipe de Asturias de las Artes va a manos de un cineasta, puesto que ya en 1986 recayó en el español, Luis García Berlanga, además de Fernando Fernán-Gómez (1995) y Vittorio Gassman (1997). Gonzalo Suárez no ocultó su satisfacción por el resultado de las deliberaciones e incluso bromeó con una de las principales aficiones de Woody Allen, a quien le apasiona tocar el clarinete.