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Una venganza encendió el fuego en el Teatro La Fenice

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León

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Una interminable sucesión de problemas judiciales ha impedido hasta el momento comenzar el proyecto de restauración del Teatro La Fenice. Han pasado más de seis años hasta llegar al 11 de marzo de 2002, fecha en la que se da el visto bueno definitivo a las obras. En el contrato figura la fecha del 30 de noviembre de 2003 como la de la finalización de los trabajos pero sería casi milagroso que esa fecha se cumpliera. En todo caso, el actual alcalde de Venecia, Paolo Costa, no pierde la esperanza. Lo que sí parece claro es que hay tiempo suficiente para que alguien ponga música al texto del leonés. El incendio se desencadenó a última hora de la tarde del 29 de enero de 1996 y destruyó por completo este mítico templo de la música. La investigación judicial permitió probar que el fuego fue provocado por dos electricistas que no querían pagar por el atraso de sus trabajos una penalización de 15 millones de liras; algo más de un millón de pesetas. Era la segunda vez que el teatro, inaugurado en 1792, sucumbía bajo las llamas. El primer incendio, igualmente catastrófico, tuvo lugar en 1836; sólo quedó la fachada principal. La arquitecta italiana Nicoletta Sartorato, que participó con Salvador Pérez Arroyo en el concurso de reconstrucción de La Fenice en 1997, lamenta, en su colaboración al libro de Eduardo Martínez, los retrasos acumulados, tanto por los desacuerdos de carácter político, como por el complejo proceso administrativo y judicial que se abrió a raíz del siniestro. «La ruina del teatro, con sus fachadas destinadas a delimitar un vacío que está tardando demasiado en llenarse, se está convirtiendo en el emblema del estado confuso en el cual se encuentran la arquitectura y la burocracia italianas. La situación de la ciudad de Venecia podría llegar a convertirse en el mayor símbolo de este lamentable modo de hacer las cosas, si no llega cumplirse la promesa del actual alcalde que anuncia que a final del 2003 se verá el renacer de La Fenice se sus propia cenizas».