«Cuando llegan las musas» bucea en la manías de 16 grandes escritores
Inspiración y trabajo. Ambos son los pilares de la labor de un escritor, aunque recorrer la distancia que va de las musas al teatro supone por lo común una aventura tan ardua como imprevisible. Recorrer este incierto trayecto de la mano de dieciséis grandes autores y autoras es precisamente lo que se propone el libro Cuando llegan las musas. Cómo trabajan los grandes maestros de la literatura (Espasa). Lo firman los profesores de literatura Raúl Cremades y Ángel Esteban, que lo presentaban en publico con el «madrinazgo» de la viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama. «No es un compendio de manías de escritor», insisten los autores, que lograron que los escritores de los que se ocupan «nos permitieran entrar en su cocina de autor» para «ver lo que estaba cociendo en su horno». Van así desgranando y enumerando curiosidades y anécdotas que se revelan como insólitos empujones de la inspiración. La flor amarilla siempre imprescindible en la mesa de Gabriel García Márquez, la colección de hipopótamos que se enseñorea del despacho de Mario Vargas Llosa, el inveterado amor por los cuadernos de la desaparecida Carmen Martín Gaite, los provechosos baños matinales de un Jorge Luis Borges que analizaba en ese instante los sueños de la noche anterior, o el infranqueable límite de los dos folios diarios que se impuso cumple aún hoy José Saramago, son algunas de la ''curiosidades'' reseñadas en el libro. También la capacidad de Octavio Paz para pergeñar poemas mientras quemaba billetes de banco, uno de sus primeros empleos, o los provechosos duermevela de los que Alberti extrajo muchos de sus poemas. Esteban y Cremades se han entrevistado con los autores vivos o con los familiares de los fallecidos, y han escudriñado además cuanto dejaron escrito sobre la inspiración Alberti, Isabel Allende, Buero Vallejo, Benedetti, Cabrera Infante, Julio Cortázar, Jorge Edwars, Delibes, Carlos Fuentes, Neruda u Octavio Paz.