«Mis fotos son metáforas de mi vida»

La complicidad mantenida entre Alberto García-Alix y las mujeres que ha retratado durante años hace que la exposición Llorando a aquélla que creyó amarme sea una de las «más sinceras y sencillas», en opinión del fotógrafo, Premio Nacional de Fotografía 1999. Para esta muestra, inaugurada en la Sala Julio González e incluida en la Sección Oficial de PhotoEspaña, la comisaria Lola Garrido ha seleccionado ochenta fotografías, muchas de ellas desconocidas hasta el momento, en las que las protagonistas son mujeres «que le rodean, que forman parte de su vida», señaló la comisaria. Otro de los puntos interesantes y novedosos de la exposición, según Lola Garrido, es una serie de imágenes pertenecientes a su primera etapa. Las mujeres de García Alix son de todo tipo, «pero siempre cercanas a él», que le interesan por su estética o por su dimensión psicológica y, aunque en ocasiones las fotografías sean radicales, García-Alix muestra «una visión elegante, sea cual sea el tema». Para ello, el fotógrafo hace unos retratos «con mucho respeto, aunque se meta en la intimidad de los personajes. Lo que retrata son sus miradas, hasta en las más crudas escenas de contenido erótico». Alberto García-Alix es uno de los fotógrafos más biográficos, ya que retrata su vida, sus alrededores, su experiencia y en ocasiones, como ocurre en fotografías que se exhiben en la exposición, no es necesario que el retrato de la protagonista aparezca en las mismas. Una cama deshecha, una habitación vacía o una ventana sugieren una historia, unos recuerdos «con los que puedo hacer una narración sobre el amor, la mujer. Son fotografías que traen una cascada de recuerdos». Para esta exposición, que ha tomado como punto de partida un verso de Samuel Beckett una de cuyas frases la da título, García-Alix ha seleccionado unas imágenes «que normalmente no enseñaría nunca» pero que tienen un significado y una historia. Por ejemplo, de Teresa, su mujer, que falleció hace unos años, «tenía muchísimas fotos en que salía mucho más guapa, pero he escogido la más sincera, por ello muchas de las imágenes tienen una lectura difícil», señaló el fotógrafo, al que esta exposición le ha dado la oportunidad de realizar una narración «aparentemente menos sofisticada». El hecho de que la exposición no tenga fines comerciales también le ha proporcionado gran libertad en una selección en la que ha querido mostrar sus trabajos menos conocidos, los realizados en 35 mm. «Son fotos más espontáneas, más rápidas. Es un formato en el que durante años he trabajado como si de un cuaderno de bocetos se tratara». El noventa y nueve por ciento de las personas retratadas «son amigos, con los que existe una complicidad necesaria para hacer un tipo de fotos», como las de carácter más erótico. «Yo trabajo sobre mi vida, no tengo otra cosa. La cámara muestra una visión de como es mi mundo, son metáforas de mi vida».