Con Juan A. Martín, Philippe Stefani y José Palacios
La Catedral de Astorga estrena el primero de sus conciertos estivales
Por duodécimo año consecutivo, los amigos de la Catedral de Astorga vuelven a organizar el ciclo de Música en la Catedral trayendo hasta la capital maragata a tres grupos de cámara de reconocido prestigio internacional. El primero de estos conciertos tendrá lugar hoy, a las 20.30 horas, con la actuación del grupo formado por Juan Antonio Martín López, percusión, Philippe Stefani, sacabuche y trombón y José Ignacio Palacios, órgano que pondrán en atril obras de los maestros Haendel, Philidor, Bach, Eduardo Torres, Francisco Vita Mendelssohn y Martino Cesare. Los otros dos conciertos tendrán lugar el sábado 10 de agosto en el Palacio Gaudí, con la actuación del Ensemble Belmont, y el último, el día 18 de agosto, de nuevo en la catedral, con la actuación de Luis González Martí, trompeta y del organista astorgano Roberto Fresco. Con un recorte sustancioso en el presupuesto del ciclo, los Amigos de la Catedral de Astorga han vuelto a hacer un encomiable esfuerzo para que este ciclo de conciertos no desaparezca ante la desidia de algunas instituciones y el pasotismo de quienes le interesa la música lo que a un babuino un ordenador. Sacrificando el número de conciertos en favor de mantener la calidad de los intérpretes, los organizadores astorganos han recuperado el órgano como instrumento protagonista de los conciertos, a la vez que han potenciado el conocimiento de muchas obras que de otro modo no se escucharían porque como suele decirse «no son comerciales». Durante doce años consecutivos, el ciclo de conciertos catedralicios ha sido una referencia ineludible en el mes de agosto para todos los aficionados a esa música que habitualmente no se escucha en los circuitos comerciales y que, sin embargo, posee tanto una belleza como y una frescura nada convencionales. Algunas de las obras que hemos tenido la suerte de poder disfrutar en estos ciclos astorganos veraniegos se interpretaban por primera vez ya que, normalmente, no se ponían en atril porque las combinaciones instrumentales no lo permitían o los organizadores de otros eventos no las estimaban atractivas para un público mayoritario, cuando en realidad merecen figurar en cualquier concierto de cámara que se precie. Autores de la talla de Cristian Philidor, padre de André Danican Philidor, creador de los famosos Conciertos Espirituales y uno de los músicos franceses, coetáneo de Mozart, más prolífico y prestigioso de cuantos tachonaban el firmamento musical de la Ciudad Luz, o Giovanni Martino Cesare, un músico sutil y transparente del que se cuentan con los dedos de una mano y sobra muchos las obras que de él se interpretan, no son frecuentes en estos ciclos de cámara y mucho menos encontrarlos en una pequeña ciudad como Astorga que se las ve y se las desea para poder sacar adelante cada año una serie de conciertos que se distinguen especialmente por su calidad y novedad en las propuestas. Por eso, el que un año más vuelva a sonar el hermoso y señorial órgano de su catedral para dar protagonismo a la vez que categoría a unas obras infrecuentes y únicas, debe ser motivo de orgullo y satisfacción para todos porque una vez más se ha cumplido el dicho de Goethe: «Dios bendiga al cobre, a la imprenta, a la música y a todo lo que hace posible que todo lo bello que hay en este mundo jamás perezca».