Diario de León

OPINIÓN Marcelino Cuevas

A la sombra de Gaudí

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Para ser un artista plástico importante hay que saber dibujar, pintar, esculpir, tallar... en definitiva, hay que saber dar forma a la imagen de un caballo. Quizá por no hacerlo con la perfección y la fuerza necesarias, no podamos decir con propiedad absoluta que Velázquez es el mejor pintor de todos los tiempos. Subirachs, conoce perfectamente el arte de dibujar y trasladar a la piedra o el bronce briosos corceles llenos de contenida energía y dinamismo. Lo hace al estilo de Durero o Leonardo, que fueron privilegiados retratistas del que se ha dado en llamar «noble bruto». Pero el gran escultor catalán es capaz de algo más que proponer las plásticas figuras equinas. Subirachs es capaz de transmitir con inusitada energía un trascendental mensaje espiritual. Por eso algunas de sus obras más portentosas están realizadas por y para templos tan carismáticos como La Virgen del Camino, en León, y Montserrat y la Sagrada Familia, en su tierra de nacencia. El fotógrafo Francesc Bedmar nos ofrece estos días en la Fundación Vela Zanetti la posibilidad de establecer el paralelismo existente entre las esculturas que ilustran primorosamente el mensaje de fe del Santuario de la Virgen del Camino, con aquellas que actualmente realiza, siguiendo las pautas de Gaudí, para la barcelonesa Sagrada Familia. Y, efectivamente, existe un cierto paralelismo entre unas y otras. Es innegable que son obra de una misma mano, que la inimitable caligrafía de Subirachs, como no podía ser de otra forma, se repite en ambas. Pero son dos trabajos que se entroncan en universos diferentes separados, entre otras cosas y quizá fundamentalmente, por el tiempo. Es la primera una obra de juventud llena de audacia, rabiosamente vanguardista, enormemente directa. Sus creaciones de ahora, a pesar de una aparte sencillez, están más elaboradas y sobre todo son más dinámicas. La obra de Subirachs en el Santuario leonés se basa en unas líneas verticales que nos llevan directamente al cielo. Contemplando sus bocetos se diría que nos encontramos ante una sucesión de cirios penitenciales, de enormes hachones de cera que iluminan el tránsito a lo espiritual. Son quizá un homenaje a la verticalidad del gótico catedralicio y un guiño a la naturaleza en los altivos chopos que jalonaban, hasta no hace mucho, las raberas de los ríos leoneses a su paso por la ciudad. En cambio sus esculturas actuales nos muestran a un artista más barroco, más amigo del dinamismo de las líneas curvas y mucho más rotundo en su discurso. Subirachs es un artista audaz, lleno de eso que ahora se ha dado en llamar popularmente desparpajo. Porque hay que tener grandes dosis de osadía para, en plena juventud, enfrentarse con el reto de una obra de la magnitud de la realizada en La Virgen del Camino. Y hay que ser el hombre más valiente del mundo para continuar el trabajo de Gaudí en uno de los monumentos capitales del país catalán. Subirachs está en León a la sombra de Gaudí, justamente en medio de las dos obras que aquí nos dejó el arquitecto catalán. Y a su sombra vive también bajo las interminables torres de la Sagrada Familia barcelonesa. Pero Subirachs ha pasado ya, por derecho propio, a la gran historia del arte español. Y todo ello puede comprobarse palpablemente en el perfecto trabajo del fotógrafo Francesc Bedmar, que bajo el título Subirachs, El Largo Camino, se puede contemplar en la Fundación Vela Zanetti. Un documento gráfico de valor incalculable que brinda a los leoneses la oportunidad de conocer a fondo a uno de los artistas más importantes del arte español contemporáneo. Bedmar es un fotógrafo enamorado del arte, recordemos sus retratos de Vela Zanetti, y eso se ve claramente a lo largo del recorrido que hace por la obra de Subirachs. Sin duda alguna se trata de una exposición cuya visita es imprescindible para todos los que de alguna manera sientan la llamada de la cultura.

tracking