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La actriz y cantante acaba de terminar el rodaje de su última película «Utopía»

Najwa Nimri: «No estaba al nivel para ir a Benicassim»

Najwa Nimri en una de las escenas de su nueva película, dirigida por María Ripoll

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Colpisa - MADRID.

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Najwa Nimri cumple con casi todos los estereotipos de una afamada actriz de Hollywood, pero sin ser tan conocida, ni por supuesto pertenecer a la meca del cine. Caprichosa, distante y con un frecuente humor de matices imposibles, esta actriz de padre libanés y madre vasca termina estos días en Madrid el rodaje de su última película como protagonista, Utopía, un thriller de la catalana María Ripoll que se estrenará la próxima primavera. Mientras su vida profesional alcanza la cima, en el ámbito personal vive uno de sus peores momentos por su reciente separación del director Daniel Calparsoro, con el que se dio a conocer en el mundo del cine gracias a la ópera prima del cineasta, Salto al vacío. Pese a sus ademanes toscos, Najwa Nimri posee una mirada angelical y una voz prodigiosa, con la que se dio a conocer en el mundo de la música a través de los grupos Respect y Clan Club, soul y jazz a partes iguales. «La música me apasiona. Es lo que más me gusta hacer en el mundo, además de actuar. Ahora estoy grabando un disco en solitario que aún no sé cuando saldrá, pero espero que pronto», señala. Tenía previsto tocar en el pasado Festival de Benicàssim pero en el último momento se descolgó del programa. «No tenía las virtuales preparadas. No estoy al nivel de Radiohead, ni lo quiero estar. Sencillamente me gusta dar un show medianamente trabajado». Graba todos los días canciones nuevas desde el estudio que se ha instalado en su casa. «Mientras la gente ve la televisión yo compongo música desde el ordenador». Una tarea que no pretende abandonar nunca. «No quiero desvincularme de la música. Compagino ambas cosas. No tengo porqué dejarlo, ni porqué elegir». Sus próximos proyectos son un interrogante. «No hablo de mis futuros rodajes. Por lo menos, hasta una semana antes de que empiecen». Asegura estar encantada de haber trabajado con actores de la talla de Leonardo Sbaraglia o Hector Alterio y sabe que ha sido una ocasión perfecta para su proyección internacional. «Siempre es un lujo poder contar con gente tan buena. Pero yo no preparo mis papeles del mismo modo». Y es que el francés Tcheky Karyo, que encarna a un ciego estuvo varias semanas conviviendo con ciegos para poder imitar sus gestos. «Mi personaje toma ayahuaska y no voy a ponerme hasta arriba de drogas».