25 años muerto de risa

«Perdonen que no me levante» es el epitafio elegido por Groucho Marx, desaparecido hace 25 años, y cuyo último deseo fue ser enterrado «encima de Marilyn Monroe». Se halle en el cielo o en el infierno, a buen seguro logró que se partieran de risa ángeles o demonios, como lo hicieron antes varias generaciones de espectadores y lectores. Se cumplen pues cinco lustros de la definitiva extinción del ácido, ágil, irreverente y surrealista ingenio de Julius Henry Marx, Groucho para el mundo, y alma de los Hermanos Marx, el cuarteto que marcó la cima del humor en la segunda mitad del siglo XX y que dejó pasajes memorables en la historia del séptimo arte. Espectadores y lectores de todo latitud y condición no olvidaran los chascarrillos y chistes del hombre del habano, el bigote pintado y las rotundas cejas postizas. Una sentencias tan inteligentes como desternillantes que nada tenían que envidiar a la de Oscar Wilde y con las que Groucho salpimentó guiones y escritos. Un talento irrefrenable que se acallaba para siempre el 19 de agosto de 1977. Fallecía a los 86 años en Los Angeles, víctima de una neumonía, este genio del humor, Julius Henry Marx, verdadero nombre del corrosivo e hilarante Groucho Marx. El hombre que aseguraba que cualquier podía morirse, «sólo hay que haber vivido lo suficiente», y que cuando el camarero le preguntaba que quería, contesta: «Mujeres, ¿y usted?», su imagen con gafas redondas, raya en medio y amplio bigote de pega se mantiene incólume como uno de los iconos del siglo XX. Su humor inteligente y su genial verborrea, desplegada en frases memorables, aún rezuman vigor en las películas y libros que nos dejó y continúan siendo admirados por millones de fans.